El Real Zaragoza regala dos puntazos en El Plantío en el 92 (2-2)

Mollejo tuvo una clara ocasión en la primera mitad para poner el 0-1. Foto: @RealZaragoza
photo_camera Mollejo tuvo una clara ocasión en la primera mitad para poner el 0-1. Foto: @RealZaragoza

Durísimo golpe para el Real Zaragoza en el 92. El equipo blanquillo se deja dos puntos vitales en El Plantío en el tiempo añadido después de adelantarse en el marcador apenas tres minutos antes. La fragilidad defensiva, con Jair saliendo de forma clara en la foto de los dos goles burgaleses, hace estériles los goles del propio Jair y de Atienza en propia puerta, sumando un empate que, por mucho que se pudiera firmar antes de empezar la visita al tercer clasificado, deja un pésimo sabor en el equipo.

El Real Zaragoza salió a El Plantío con el único cambio de Larra por Vada, con Ratón una vez más bajo palos y sin Francés en el centro de la zaga. Fue buena la puesta en escena del equipo blanquillo, hoy dirigido por David Generelo, con dos grandes ocasiones en los primeros cinco minutos. Antes de llegar a los 60 segundos, un cabezazo de Bermejo hizo volar a Caro, portero, de largo, menos goleado de la categoría, y, después, Giuliano mandó por encima del larguero un claro mano a mano.

Poco duró este arreón inicial del Zaragoza, hasta que dos atenciones médicas a Caro y a Elgezabal, que no pudo continuar en el césped, bajaron el ritmo del partido y del movimiento de balón. El juego zaragocista no fluía y solo se podría esperar una grieta propia del Burgos, que llegó a los 25 minutos cuando Mollejo pudo cazar un mal pase atrás de la defensa, pero se precipitó y buscó un disparo lejano que se marchó desviado.

El partido era ya un bocadillo de cemento, muy duro de digerir. Tampoco le interesaba al Burgos subir el ritmo o abrir el partido, porque no lo ha hecho durante toda la temporada, esperando que llegue su momento. Estuvo a punto de ser el momento de Mollejo en el 36, pero, después de una recuperación de Giuliano en campo rival, se topó con un sensacional pie de Caro, que evitó el tanto zaragocista.

SEGUNDA PARTE

La segunda mitad arrancó con un ritmo bajo muy similar al de la primera mitad, con un Zaragoza con escaso juego entre líneas y un Burgos que basa todo su fútbol en cerrar la portería. Todo apuntaba a que solo un balón parado podría romper el 0-0, y dicho y hecho. Jair Amador mandó a la red un caramelito de Bermejo desde una falta lateral para romper la portería del Burgos y adelantar a un Zaragoza que, dentro del juego plano del partido, había merecido más en los primeros 45 minutos.

Se abría un nuevo partido, con un Burgos al que ya no le servía el plan inicial de aburrir el partido y hacerse fuerte en defensa. Avisó Curro con un duro disparo desde la frontal que atrapó Ratón, en su primera intervención del encuentro. No pudo hacer nada a la siguiente, cuando Gaspar cazó en el área un balón que nadie supo despejar para mandarlo a la red y poner el empate. La primera del Burgos, para dentro. Y Francés en el banquillo.

El Burgos había dado un paso al frente y no quiso bajar el ritmo tras lograr el empate. Escribá movió el banquillo para dar entrada a Petrovic, por un amonestado Jaume Grau, y a Larra, desaparecido y sin profundidad en banda derecha. Poco a poco, sin acelerar en exceso, los locales intimidaban el área de Ratón a base de centros laterales que, sin remate, hacían temblar los frágiles cimientos de la zaga blanquilla.

Con Francho y Puche por Zapater y Mollejo entraba el Real Zaragoza en los últimos cinco minutos, que iban a ser de locura. En el 89, el equipo de Escribá lanzó una grandísima contra en la que Gámez terminó poniendo el balón al área pequeña para que Atienza, del Burgos, envíe el balón dentro de su propia puerta y sembrara la locura entre los aficionados zaragocistas desplazados en El Plantío. Una locura que se convirtió en incredulidad cuando en el 92 cuando Curro se adelanta a un lentísimo Jair, que sale en la foto de los dos goles recibidos, para batir a Ratón por alto y volver a poner el empate en el marcador.

No supo el Real Zaragoza aguantar cinco minutos el resultado a favor y se dejó dos puntazos en El Plantío, además del golpe moral que puede suponer la bofetada del empate cuando ya estaba el partido ganado.

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