El Real Zaragoza se cae sin Azón

Ante la Ponferradina, el equipo de Fran Escribá aguantó la media hora de juego en la que estuvo presente el 9 zaragocista
Azón en la Ciudad Deportiva
photo_camera El Real Zaragoza sufre cuando el canterano no está en el campo. Foto: Real Zaragoza

No hay Real Zaragoza sin Iván Azón. Es así de sencillo. Ante la Ponferradina, el equipo de Fran Escribá aguantó la media hora de juego en la que estuvo presente el 9 zaragocista. Y desde que se sentó en el campo dolorido, nada de nada. No fueron superiores ante los bercianos, que incluso metieron el miedo en el cuerpo de un conjunto blanquillo incapaz de marcar por segundo partido consecutivo. Hay que ver ahora el alcance de la lesión del ariete.

Con Azón sobre el terreno de juego, el Real Zaragoza, sin ser brillante ante un equipo que se encuentra en puestos de descenso, tuvo ocasiones. Azón se metió en el área, Giuliano remató, Bermejo atacaba con profundidad… se veía un equipo peleón y con opciones de ganar. Pero ese partido solo duró media hora. A partir del momento en que pidió el cambio, empezó otro choque, donde los maños fueron otros y perdieron la chispa que tenían.

El míster, Fran Escribá, también atribuyó a la lesión del canterano el bajón que sufrió el equipo. “El equipo salio bien, al espacio generamos problemas, la sensación es que podía caer un gol perfectamente y la lesión nos paró mucho”, señaló al término del encuentro. Aun así, defendió que sus jugadores “lo hicieron lo mejor posible”, pero no dio para vencer a la Ponferradina en un partido clave.

Sobre el alcance de la lesión, Escribá tampoco se aventuró a alumbrar mucha luz, pero descartó que fuese grave. Lo que parece más evidente es que se trata de una recaída que le ha tenido semanas y semanas apartado de los terrenos de juego. “Puede ser la misma zona, me ha dicho que ha sentido algo en los isquios, que es lo de siempre pero no ha notado rotura, solo algo. Vamos a confiar en que sea una sensación y no más”, declaró.

FUTBOLISTA SIN SUSTITUTO

En la plantilla es un futbolista de características únicas, porque su labor está siendo insustituible. Cuando cayó Puche a banda y Mollejo ocupó la zona de ataque con Simeone, el Real Zaragoza fue plano, y apenas un disparó de Bermejo levantó a La Romareda. Tampoco lo logró Gueye, que se ha convertido en uno de los mayores fiascos de la historia del club. Y en esta tesitura, la pelea por la permanencia puede ser muy intensa.

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