Huesca y Real Zaragoza firman tablas en un derbi descafeinado y polémico (1-1)

Bebé celebra su gol en El Alcoraz
photo_camera Bebé adelantaba con un buen disparo a los maños. Foto: Real Zaragoza

Estaba siendo la semana más descafeinada de todas desde que S.D. Huesca y Real Zaragoza se ven las caras en la categoría de plata del fútbol español y esa sensación de desidia también llegó al césped. Firmaron tablas los dos conjuntos aragoneses, 1-1, en un choque en el que se adelantarían los maños por medio de Bebé y sellaría la igualada Obeng antes del descanso. Con dos expulsiones también, la de Pulido, justa, y la de Zapater, con una rigurosidad desmedida.

Escribá recuperaba a Jair para el centro de la zaga y a Gámez en el lateral ante la lesión de Luna, además de regresar Francho Serrano a la medular por el también lastimado Grau. Por su parte, Ziganda volvía al 4-4-2, con Obeng en punta de lanza junto a Joaquín. A priori se podían vivir duelos de alto voltaje como el del propio Obeng contra Francés, Simeone contra Pulido o Bebé contra Ratiu. Y el primer dominador era el Real Zaragoza.

Los blancos controlaban el tempo del partido, algo que tampoco incomodaba al acostumbrado a estas lides Huesca. De hecho, hacían la de siempre. La primera vez que se acercaban al área, gran pase al espacio hacia Juan Carlos, Nieto salvaba su intento con una gran intervención pero el rechace le quedaba a Obeng, cuyo disparo se marchaba al poste. Corría el minuto 12 y llegaba esa primera ocasión, ante la que se aferraban los locales para envalentonarse y los visitantes trataban de enfriarlo. Detectaban bien los azulgranas que la velocidad en conducción de Joaquín y Juan Carlos hacía daño entre mediocentros y centrales blanquillos.

Los oscenses, sin grandes alardes, eran los que al menos intentaban probar a Cristian. No encontró puerta, pero sí lanzó un duro disparo Timor que se marchaba alto en el 24. Y llegó el cruce de cables de Pulido, capitán del Huesca, en su partido 200. Minutos más tarde de un lance que acababa con rodillazo en la cara a Puche, lanzaba una durísima entrada por detrás, con los tacos, a Giuliano Simeone. Roja directa y a la ducha a calmarse. Ziganda reaccionaba con el otro Pulido, Rubén, en lugar de Joaquín. Por si había alguna duda de cómo sentaría esta impertinente acción, quedó clara pronto.

Balón de Gámez al corazón del área, rechace defectuoso de la zaga local y Bebé que se marcaba un misil, raso, imposible para Andrés. 0-1, minuto 31. Y llegó el momento compensación que tanto gusta a los colegiados españoles. Estaba claro que esperaría cualquier acción para nivelar la balanza y el pagano fue Zapater, en una acción de juego peligroso que, vistas las imágenes, no pueden suponer jamás una expulsión.

La mano que tendió López Toca, con la colaboración del VAR, la tomó con gusto un Huesca que se fue hacia arriba en la recta final de la primera mitad. Lo hacía de nuevo por medio de Timor, el único que probaba desde lejos sin encontrar eso sí portería por tercera vez consecutiva. En una de esas probaría Ratiu, fallo de Cristian al dejar corto el despeje y Obeng se adelantaba a la zaga para mandar el rechace a las mallas. 1-1 justo y al descanso.

Obeng hacía el empate instantes antes del descanso. Foto: S.D. Huesca

SEGUNDA PARTE

Alarcón por Puche, cambio en el intermedio. Y el Huesca falló lo imperdonable. Francés fallaba en la anticipación ante Obeng, pero luego era el que salvaba bajo palos el tanto que hubiera puesto por delante a los locales a disparo de Ratiu. Los oscenses habían dado un paso adelante en el partido ante un Real Zaragoza contemporizador en exceso. Sobre todo por el costado de Gerard Valentín, incisivo percutiendo en el uno contra uno a Carlos Nieto, más con la ayuda de Ratiu aprovechando que Bebé, defensivamente, no es un portento.

Los minutos pasaban y suceder, lo que se dice suceder, sucedía poco. Hasta el 69 no apareció por el área el Real Zaragoza. Lo hacía por medio de Nieto, tras una gran jugada individual, pero su centro lo acababa Vada con un disparo que Rubén Pulido forzaba a córner. El Huesca, sin asomar desde hacía rato, volvía a utilizar el arma del disparo lejano de Timor, quien de nuevo lo mandaba a la grada. Por su parte, Escribá seguía agitando el banquillo en busca de un milagro: Pape por Simeone.

En el 75 llegaron más cambios, en las bandas: Bermejo y Eugeni por Vada y Bebé. Por parte local, Kento y Marc Mateu por Sielva y Juan Carlos. Los locales apretaban más y mejor, en especial por la banda de Mateu. La más clara la tendría en el 84 el bando local. Centro chut de Florian Miguel con toda la intención y Cristian Álvarez aparecía para redimirse con una gran mano para desviar a córner. Buscando más “chicha” en la recta final, Ziganda incluía a Javi Martínez y Kanté en detrimento de Gerard Valentín y Obeng.

Un total de 8.443 marcaron récord de asistencia en El Alcoraz. Foto: S.D. Huesca

La tendría Pape, pero no se puede contabilizar ni como ocasión. Y era la última de un encuentro con escasísimo fútbol y una sensación de conformismo que define bien la temporada de ambos equipos, abocados a navegar en aguas de mediocridad tras este 1-1. El Huesca suma un choque más sin caer en El Alcoraz y, por su parte, el Real Zaragoza mantiene su imbatilidad de las últimas semanas. Todo con un espectáculo bastante pobre que sólo López Toca animó, aunque fuera a base de decisiones cuanto menos controvertidas y discutibles.