Poco o nada tiene que ver el Real Zaragoza cuando están todos disponibles a cuando las lesiones hacen su acto de aparición. Síntoma de que Escribá puede aumentar, y mucho, la competitividad del equipo a partir de ahora, en el momento justo en el que llega la recta final de temporada con el objetivo de la salvación por atar. El cuarteto con mayor potencial ofensivo está listo para el “Tourmalet” de la competición que arrancaba con un empate en Valencia.
Ya ante el Levante dieron buena muestra de lo que pueden llegar a ser capaces, si no median contratiempos. Es el caso de Bermejo y Bebé por los costados ofreciendo diagonales al ramillete de opciones zaragocista, dejando en punta de lanza a los dos tiburones del equipo: Giuliano Simeone e Iván Azón. Con ellos en el verde el choque dio la vuelta de manera drástica y el Real Zaragoza generó una sensación de peligro prácticamente inédita esta campaña.
Hasta el momento no habían podido coincidir los cuatro sobre el césped. Iván Azón regresaba tras lesionarse hace tres meses, Bermejo también ha tenido periodos de ausencia tras lesionarse primero en Granada y después de nuevo en el feudo del Andorra. Ese mismo día se perdió, por cierto, a un Víctor Mollejo que ya realiza carrera continua en su recuperación. Mientras, Bebé tuvo que ausentarse por compromiso internacional ante el Albacete y, al menos, llegó a tiempo para reaparecer en el Ciudad de Valencia.
A un equipo con evidente falta de mordiente como el Real Zaragoza, tener a estos cuatro futbolistas disponibles le da la vida. Simeone suma siete dianas, Bebé tres (en ocho encuentros), Azón dos (en once) y Bermejo otros dos, lo que supone que hayan sellado catorce de los 29 totales de los blanquillos, prácticamente la mitad.
Falta por ver si Escribá apuesta por alinear a los cuatro en su 4-4-2 de manual o si busca un mayor equilibrio, especialmente por bandas. En principio no contará para recibir al Granada con Valentín Vada, lesionado muscularmente y teniendo que ser retirado del césped en la segunda mitad del choque pasado. Pero está claro que el potencial ofensivo zaragocista depende del cuarteto de cuerda que, por desgracia, hubiera dado un salto a la tranquilidad mucho antes para bienestar de los corazones maños.
