La apisonadora Real Zaragoza barre a un Racing mermado por las expulsiones (4-1)

Simeone celebra con los brazos abiertos su primer gol
photo_camera Simeone sellaba un doblete ante el Racing. Foto: LaLiga Smartbank

Festín de juego y goles del Real Zaragoza ante su afición a costa de un Racing de Santander que bastante tuvo con aguantar las oleadas blanquillas. Victoria de los maños por 4-1 en un choque marcado por 10 minutos en la primera mitad donde los cántabros se quedaron con nueve por sendas expulsiones y con dos golazos de Simeone y Bermejo para encarrilar un triunfo que sabe a gloria y tranquilidad.

Escribá repetía el once que tan buen resultado le dio ante el Granada. Enfrente, un Racing con Pombo, y que ni mucho menos llegaría a La Romareda con la intención de encerrarse. Los cántabros andaban serios, bien plantados atrás, aunque sin inquietar demasiado a Cristian Álvarez más allá de dos disparos cerca de salirse por encima del estadio. Todo hasta el minuto 14, donde se desencadenó el efecto mariposa.

Primero Azón, en el 14, mandaba un gran envío al área a Simeone, quien con todo a favor no impactaba bien y fallaba lo imperdonable. En el 15, enchufadísimo, volvería Giuliano a probar desde fuera aunque de nuevo desviando en exceso el esférico. Ya en el 17, entrada con pisotón incluido (pese a ser involuntario) de Íñigo Sainz al tobillo de Grau y, VAR mediante, roja directa para el futbolista. Por si fuera poco, en el 19, Bebé tras caracoleo individual enviaba con la zurda un balón al área que Simeone, en la más difícil posible, mandaba con el exterior a la escuadra con un auténtico golazo.

Era el 1-0, pero nada iba a frenarse ahí. Sólo dos más tarde, Francho Serrano sacaba de la chistera un regalo al espacio para Simeone, quien ganaba la carrera a la zaga y su disparo se topaba con la mano, fuera del área, de Parera. De nuevo roja directa y el Racing con 9 en el 21. Lo que tardó Jokin Ezkieta en calentar y situarse en portería fue lo que le costó a Bermejo hacer el 2-0. El zurdo marraba su primer intento de falta directa, pero casi mejor, porque el rechace lo enviaba con una violencia extrema en el golpeo a la escuadra. Y todo esto en el 25.

Con la diferencia numérica, el Real Zaragoza quería más. Bermejo con la derecha, Bebé desde Cuenca y especialmente Azón de cabeza pudieron ampliar la brecha, encontrándose todos ellos con buenas intervenciones de Ezkieta. Entre medias, Pombo haciendo la suya, pero su disparo se toparía con Cristian Álvarez, de mano dura. El canterano zaragocista, pese a las dificultades, cuajaba una gran primera mitad.

Hasta el descanso, avasallamiento y maldita madera. Primero con un cabezazo de Lluís López a la salida de un córner, tras gran servicio de Bermejo, que rozaba el poste derecho del Racing. Y sobre todo con Francho Serrano fue injusta. El canterano lanzaba un disparo que parecía rozar Ezkieta para desviar a un palo, queriendo la fortuna que después golpeara en el otro para acabar saliéndose. Pero el premio se lo llevaría Azón. El nueve se reencontraría con el gol tras derribar casi a cabezazos al guardameta racinguista, quien tras dos paradones no pudo hacer nada más a la tercera, con una vaselina con la testa que le superaba para llegar al descanso 3-0.

SEGUNDA PARTE

Zapater por Grau, amonestado, era el cambio inteligente de Escribá tras el paso por los vestuarios. Evidentemente el Real Zaragoza era dueño y señor del choque, que tenía en Iván Azón al adalid del empuje y de la ambición de buscar más y más. El Racing trataba de no desarmarse, de no perder la cara al partido, con una afición que dio ejemplo de lo que es amor a unos colores y ánimo incondicional pese a las circunstancias.

En ataque, todo el mundo apretaba buscando el cuarto. Y llegó en el 60. Zapater recogería un rechace en la frontal, le pegaría mordida con la fortuna de caer a los pies de Simeone, quien a la media vuelta y con ayuda del poste (por fin) batiría a Ezkieta. Con el 4-0 volvería a emerger Pombo como guía racinguista, pero un gran disparo con la derecha desde lejos se encontraría con el de siempre, con Cristian Álvarez. Eugeni y Manu Molina por Bermejo y Francho, cambios de Escribá.

Tendrían también su oportunidad Pau Sans, ovacionadísimo, y también Puche, sustituyendo a Bebé y Azón con La Romareda a sus pies. Incluso hubo momento para un aplauso muy generalizado a Pombo al ser sustituido. El pequeño borrón llegaría con una jugada fortuita donde Lluís López golpeaba con el codo, sin mirar, a Alves. El VAR avisaba al colegiado, que señalaba el punto de penalti. Era claro. Y Peque no perdonaría ante Cristian, en el 83, maquillando el luminoso al 4-1.

Un partido donde el Real Zaragoza rozaría la treintena de disparos, ejemplificando así el haber sabido aprovechar, por fin, la superioridad numérica esta temporada. Asignatura pendiente que también tacha la escuadra de Escribá. El Racing acabaría además con ocho por lesión y cambios agotados, dejando una imagen poco habitual en el fútbol profesional por la diferencia numérica. El colegiado, bien gestionado, dio solo un minuto de descuento.

Al final, un 4-1 donde se demostró el poderío de un Real Zaragoza que pese a que la balanza se inclinó muy pronto en su favor dio muestras de fortaleza. Una apisonadora que suma un nuevo triunfo, segundo consecutivo, y que lleva ocho encuentros seguidos sin conocer la derrota. Con fiesta incluida en la grada, haciendo la ola y cantando el himno. Como en los mejores tiempos.