Ola, himno y una afición rival impecable: La Romareda vive una fiesta con sabor a Primera

Grada del Racing de Santander con todos con la bufanda al viento
photo_camera La afición del Racing fue todo un ejemplo. Foto: LaLiga Smartbank

Más de 21.000 personas se dieron cita este sábado en un Estadio Municipal de La Romareda donde se vivió, por fin, un día redondo. Empezando por la visita al palco de un ídolo como fue Kily González, que se llevó el cariño y reconocimiento de todos. También ayudó la hinchada rival, la del Racing, dando ejemplo de amor a unos colores y de ánimo sin condiciones, sin importar lo que se les estaba viniendo encima, demostrando así que en el césped se citaban dos equipos de Primera División. Y la fiesta tuvo la guinda en la goleada del Real Zaragoza, que viniendo de donde viene no es poco.

A pesar del abrumador cierzo, el sol hacía aparición con sus mejores galas para caldear algo el ambiente. Las circunstancias del partido ayudaron, por supuesto, con diez minutos de órdago donde se decantó la balanza: las dos expulsiones del Racing de Santander y los tremendos golazos tanto de Giuliano Simeone en un primer instante como de Sergio Bermejo para poner tierra de por medio, quitando ambos las telarañas a la escuadra cuando se cumplía sólo el minuto 25.

Para entonces el choque andaba ya, salvo hecatombe, decidido. Y eso se hizo notar en el graderío. Sobre todo en una segunda parte donde se vivió de todo: una ola que daba varias vueltas a lo largo y ancho de La Romareda, el himno cantado a capela y varios futbolistas que protagonizaron ovaciones y aplausos. Incluso del rival.

Comenzando por los locales, Iván Azón se llevó la palma. Cánticos durante el encuentro y aplauso atronador a su salida del césped para agradecer al nueve que ya está de vuelta. Y demostrando que su idilio con el gol continúa. También Francho Serrano pudo vivir ese momento de emoción al ser sustituido, aunque la madera le negara el tanto en una ocasión plagada de mala fortuna. O Pau Sans, el chico maravilla al que todo el mundo quiere ver triunfar y que Escribá tiene claro que debe ser el “filtro” que mime e incremente al máximo su progresión.

Pero no fueron los únicos. Pombo regresaba a La Romareda y lo hacía con una mayoría amplia de gente que le quiso mostrar su apoyo. Fue el mejor del Racing (con perdón del guardameta, Jokin Ezkieta), rozó el gol en dos ocasiones y demostró que atesora calidad de sobra en sus piernas para ser un hombre importante en la categoría. Cuando fue sustituido, incluso se pudo ver a gente levantada de sus butacas aplaudiendo al canterano zaragocista.

En definitiva, un día de los que la afición del Real Zaragoza merece vivir, tras las penurias precedentes, y que últimamente es cierto que se van acortando en la línea temporal. A la 2023-2024 todavía le queda alguna batalla que disputar, pero si son de este nivel, cada vez está más claro que a los blanquillos se les va a quedar corta para aspirar a algo más que a la tranquilidad.