El Real Oviedo – Real Zaragoza caminaba hacia un amistoso 1-1 en el Tartiere, que permitiría alcanzar los 50 puntos para ponerse a pensar ya en el nuevo año. Parecía que sería la undécima jornada sin conocer la derrota, generalmente a base de empates, pero sin negar la buena estadística. Además, sellar de forma matemática la permanencia. Pero nada de eso sucedió. Un gol en el descuento llevó a perder 2-1 y alarga el proceso que debe culminar la próxima semana.
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Después de diez partidos sin perder, a la undécima fue la vencida. El Real Zaragoza sufrió y sintió las bajas de Simeone y de Cristian, aunque nada asegura que hubiesen podido dar la vuelta al entuerto. Solo Bermejo, que se inventó una genialidad a falta de más de media hora, pudo hacer las tablas que parecían definitivas. Cervera apostó por dar entrada a sus jóvenes, que mostraron más intensidad que los maños y fue entonces cuando Masca haría el 2-1.
Aquí, Pau Sans peleó con menos éxito que los asturianos, y así se decantó el encuentro. Sobre las ausencias, el míster, Fran Escribá, defendió a su arquero reserva, afirmando que poco pudo hacer en los goles. Y sobre el ariete, consideró que no fue “determinante” su ausencia. En cualquier caso, el Real Zaragoza se encontró con que a la undécima fue la vencida, y se da la vuelta a la tortilla, porque son tres partidos sin ganar.
La próxima jornada, ante el Cartagena en La Romareda, debe servir para sentenciar esa permanencia en Segunda División. Todo está encarrilado y, a priori, solo es cuestión de tiempo, porque además, el Málaga lleva dos partidos sin ganar. Momento de centrarse en culminar la mediocre temporada sin apuros y ponerse las pilas de cara a la próxima, que buena falta hace.