Cristian entrena en La Romareda
El arquero quiere seguir la que ya es su casa. Foto: Carlos Burillo

Tras la marcha de Alberto Zapater, el brazalete de capitán ya tiene relevo en el Real Zaragoza. El liderazgo del vestuario ha seguido el curso natural de los acontecimientos, y es Cristian Álvarez el que asume la responsabilidad máxima. Suya ha sido la primera comparecencia de la temporada, y a sus 37 años – “un chaval”, como bien se ha definido – no piensa bajo ningún concepto en salir del cuadro aragonés. Lejos de ello, se va enamorando de la ciudad.

“Ni pienso en el final. Cada año que pasa tengo más arraigo y me siento más identificado con el club. Lo exteriorizo mucho más porque disfruto más”, ha asegurado en su intervención. Cristian ha llegado a un momento en que se centra en vivir los momentos, las victorias, el fútbol minuto a minuto, a la afición. Eso desaparecerá algún día y, por ello, tiene cada vez más conciencia y más experiencia. En definitiva, más alegría a la hora de sentirlo.

El momento en que Zapa le entregó el brazalete fue “muy emocionante”. Y por las pinceladas que ha dejado, apunta a estar a la altura que dejó el eterno capitán de Ejea. Cristian quiere que todos se sientan importantes, también porque ve gente “muy capaz y con criterio”. Quiere velar por ello y por que haya buenas condiciones dentro del vestuario. Acompañar a los jugadores, que ellos acompañen. “Tengo 37 años y he vivido muchas cosas en el futbol; mi rol es ayudar a crecer y que ellos me ayuden a ver las cosas de forma más actual”, ha afirmado en la sala de prensa de la Ciudad Deportiva.

Hace tiempo que Cristian es una figura importante en el seno de la plantilla. Y encara su papel con normalidad. Todavía no está todo resuelto en el vestuario, pero lo que está claro es que el argentino es una pieza vital. Por ahora tampoco le preocupa el número de partidos que acumulados ni a quién puede alcanzar. “Lo veré cuando no esté jugando. El día de mañana, cuando mire atrás, puede que sea un plus, pero mi objetivo es seguir disfrutando del fútbol día a día, entrenamiento a entrenamiento”, ha asegurado.

RATÓN Y LA PLANTILLA

Una cualidad de Cristian es que nunca se ha sentido “el dueño del arco”. Y quizá ahí está una de las razones que le llevan a ser quien es para el zaragocismo. “La relajación es el peor enemigo de un portero y de cualquier profesión. He tenido un compañero noble, un profesional extraordinario. No se entiende mi figura sin la de Álvaro. Es una agradecimiento muy grande porque ha sido competencia real y sana”, ha recalcado de su rival. Ahora se encuentra a la espera de un contrincante que estimule la competencia. Es “parte del fútbol, sano por seguir aprendiendo de los compañeros” y sirve para esforzarse y mejorar “cada día”.

En cuanto al resto de la plantilla, la ve con calidad e ilusión y es lo que más destaca. Hay ilusión, ganas de hacerlo bien, de hacer crecer al club. Esos son ingredientes imprescindibles para lograr algo grande en el Real Zaragoza, y con Cristian al frente, todo será más sencillo.

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