El Real Zaragoza sumó un puntito más, pero bajo de la nube de victorias a costa del Racing de Santander tras empatar 1-1. Los cántabros tejieron una perfecta tela de araña para sacar de quicio a los de Fran Escribá, que incluso pudieron caer derrotados. No se vio lo que hasta ahora. El colegiado también fue colaborador necesario del planteamiento de un equipo visitante que fue a hacer su partido sin preocuparse por nada más. Así, los maños no consiguieron el sextete de triunfos, pero siguen imbatidos en la competición y más líderes.
noticias relacionadas
El Real Zaragoza partía de inicio con Cristian en portería y una línea de cuatro inédita hasta la fecha compuesta por Luna, Mouriño, Jair y Fran Gámez en el lateral izquierdo. Aguado y Toni Moya se colocaban en el doble pivote con bandas para Germán Valera y Maikel Mesa. Arriba, Manu Vallejo y Sinan Bakis. Íñigo Vicente o Ekain asomaban como los hombres más peligroso del Racing de Santander.
Primer minuto y primera internada de Germán Valera, con una Romareda que ya empezaba a comerse al árbitro protestando una caída dentro del área del atacante y entonando un “Tebas vete ya”. Al Racing se le veía algo asustado, cuestión lógica ante el ambiente imponente del Municipal. Había que aprovechar la coyuntura. Aun así, y de forma tímida, los cántabros también querían disputar el cuero a los maños y, por qué no, tener sus opciones. Suyo sería el primer disparo a puerta, con Cristian enviando a córner el chut de Aldasoro.
Manu Vallejo tuvo el 1-0 en una acción de lo más inteligente, con un saque rápido que le plantaba ante Ezkieta y ni siquiera se creyó el delantero. Quizá por eso tomó tan mal la elección del pase de la muerte con todo a favor. Mención aparte merecía la jugada maradoniana de Valera para provocar un córner y, en la salida, mostrar que a Bakis solo le falta el gol. El delantero remataba con todo a favor alto, por encima de la cruceta del Racing.
El Real Zaragoza había recuperado para el primer cuarto de hora el dominio. Con el muro Jair todos los delanteros estaban a raya. Y arriba, Germán Valera mostraba una verticalidad y un desborde de otra categoría. Pero en el fútbol mandan los resultados y a punto estuvo de llegar el 0-1 que evitó nuevamente Cristian. Jugada del Racing por banda derecha para que Andres ejecutase mal al final. Sin embargo, poco a poco empezaba a creérselo el cuadro de Jose Alberto. Frenar a Íñigo Vicente, Aldasoro y compañía era una tarea complicada.
Más que el equipo, al cumplirse la primera media hora hacía vibrar el colegiado. Sonido de viento para Guzmán Mansilla que, constantemente, ponía las faltitas del lado de los de Santander. El ritmo se había frenado en los de Escribá, y el respetable enloquecía con una pequeña tangana donde Saúl veía la amarilla. Lo que no podía pasar es que ni el colegiado ni las pillerías del Racing de Santander costasen el 0-1, y a punto estuvo de lograrlo Ekain. Apuntaba a pasar y más con una defensa que se notaba circunstancial. Los visitantes sabían a lo que jugaban, a lo que habían venido, y el Real Zaragoza trataba por todos los medios de no caer en una telaraña peligrosa.
Otra vez Ekain con todo a favor tras un pase de la muerte de Vicente acechó con inmenso peligro. Había visto la amarilla Bakis justo antes de que sucediese lo previsto. Grenier aprovechaba un caramelo de Íñigo Vicente tras un fallo de Mouriño. Solo tuvo que plantarse ante Cristian para que este no pudiese evitar al filo del descanso lo que hasta ahora había evitado: el 0-1. Qué mal le sentó al conjunto cántabro y qué bien lo aprovechó el Real Zaragoza, porque Germán dejó un balón en el punto de penalti en el 46 para otro Germán. Valera no perdonó en la última jugada de la primera parte para poner el 1-1.
SEGUNDA PARTE EN LA TELA DE ARAÑA
Estuvo muy cerca el segundo del Racing de Santander nada más comenzar la segunda parte, confirmando que la defensa este viernes era muy blandita. Mantilla remató al palo y La Romareda respiró aliviada. Manu Vallejo y Marc Aguado dejaban su sitio a Azón y a Grau para ver si así conseguían acercarse a la meta de un Ezkieta demasiado tranquilo hasta entonces. Seguía a lo suyo el cuadro de José Alberto, con su trampa para hacer caer al cuadro maño.
La salida de Bakis y Mesa por Mollejo y Enrich era el siguiente movimiento de ficha de los maños, que iban claramente a por la victoria. Bermejo, unos minutos después, entraba por un Valera tocado. Las triquiñuelas del cuadro cántabro encendían a La Romareda cada vez más. De pie, sin parar de pitar, la vena hinchada y con la ropa empapada a causa de una repentina tromba, el zaragocismo iba a muerte con los suyos. El empate no valía, había que ir a por la sexta.
No sirvió el esfuerzo, la garra y el tesón zaragocista. Pesó una defensa de circunstancias y un centro del campo que no fue el de todos los días. El 1-1 se instauró de forma definitiva en el marcador, pero al menos no se transformó en derrota, que también pudo pasar. Con 16 puntos en el casillero, el Real Zaragoza duerme a tres del segundo clasificado y con el deseo de volver a la senda de la victoria.