El director general del Real Zaragoza, Raúl Sanllehí, y el director deportivo, Juan Carlos Cordero, están “muy tranquilos” a pesar de la dinámica de resultados. Así lo ha declarado el entrenador del cuadro aragonés, Fran Escribá. En la entidad blanquilla actualmente solo hay llamamientos a la calma en una tesitura que hubiese fulminado a cualquier técnico hasta la fecha. Sin embargo, y a pesar de todo, la confianza que se transmite por ahora es absoluta y no se baraja un cambio.
Escribá no le da importancia a los nervios externos. “Entiendo que la gente pregunte o empiece a cuestionar cosas. Hablamos todos los días y estando juntos todavía más, pero están muy tranquilos (Sanllehí y Cordero)”, ha asegurado. Son “conscientes” de que esta situación “viene por circunstancias que no son porque el equipo este muerto o roto”, según analiza el entrenador. Lo que sí piensan es que “el mismo grupo que sumó 15 puntos es el que está fallando”, y apela a “una victoria” que cambiaría todo. Ahí creen Escribá y su cuerpo técnico que se revertiría la situación, así que habrá que confiar en que sea pronto.
Sobre la afición, asegura sentir “respeto”. “Los mismos que estaban encantados cuando teníamos 15 puntos pueden pensar ahora que somos un desastre o que yo soy un desastre”, ha afirmado. “No puedo pedir nada” es lo que ha reconocido de una gente que se porta “muy bien”. Es “normal” que muestren “su descontento”, pero en esta semana “importante” se centran en dar: “No se puede pedir nada si no damos”. Todo empieza por pasar la eliminatoria, ni que decir tiene en un histórico Real Zaragoza ante un cuadro de la quinta categoría española.
El entrenador, a pesar de sus halagos, ha llamado a la calma de forma constante. “Entenderemos la alegría, la decepción o lo que sea, pero me gustaría que tuviéramos más tranquilidad porque la liga es muy larga. No teníamos nada hecho antes ni nada perdido ahora”, ha afirmado. Al menos de forma aparente, tiene confianza en lo que se hace: “Los que creemos en el proyecto somos muchos, hacemos menos ruido pero creemos mucho”. Además, augura estar arriba “cuando llegue el momento decisivo”, y eso que asume el encontronazo con “incrédulos” por el camino.
Manteniendo su convicción en que en cuanto se de la vuelta volverá a ver un apoyo incondicional, el entrenador del Real Zaragoza se centra en la Copa del Rey. Este mini stage llega casi al rescate en plena preparación de un duelo importantísimo ante el Huesca. Y lo es más por la tesitura que por al rival. “Estamos trabajando muy bien, como creemos que debemos hacerlo. Debemos estar tranquilos, unidos, sabiendo que un buen resultado nos hará cambiar la dinámica”, ha señalado. En eso confía un zaragocismo que aspira a cambiar inmediatamente las dudas por la alegría del triunfo.