Parecía complicado que Gaetan Poussin pudiera empeorar sus actuaciones con la camiseta del Real Zaragoza hasta que llegó el, en principio, inofensivo encuentro ante el Atzeneta en Copa del Rey. Fran Escribá volvió a confiar en el francés, dejando desconvocado a Rebollo y subiendo a Acín y Calavia para completar la lista de tres guardametas. Todo estaba aconteciendo normal, dentro de la anormalidad que suponía que el Real Zaragoza fuera empatado a un tanto con un Tercera RFEF, hasta que una pelota, a priori sin complicación, cayó en los pies de Poussin, que con un despeje tardío, impactó en el delantero que solamente debió empujar el balón para sumar, el que a la postre fue el tanto de la victoria local.
Cabe recordar que este no es sino otro error más del guardameta francés con el Real Zaragoza. De hecho, Poussin llegó, en teoría, con la vítola de portero suplente que le pelearía el puesto a Cristian, pero visto lo visto, no ha estado cerca de cumplir el papel prometido tras la lesión del argentino. El primer error llegó ante el Alcorcón (0-2), en un partido dominado en el que el primer tanto en contra vino por un balón que Poussin le dio a Grau, de espaldas en el medio del campo, para perderlo y acabar encajando gol. Posteriormente, un pase tardío de Poussin significó una entrada del delantero y otro robo de balón que se volvió a traducir en gol. Dos errores no forzados en lo que hubo un factor común: Poussin, al que La Romareda entendió, comprendió y apoyó. Nadie esperaba lo que estaba por venir.
El zaragocismo pensaba que estos errores se trataban de una casualidad y que el portero proveniente del Girondins se levantaría como el profesional que es para continuar con una larga temporada, que con la lesión de Cristian le habían planteado un escenario totalmente protagonista. Ante Sporting, la realidad volvió a superar a la ficción con un nuevo error, pero no de juego como habían sido hasta ahora, sino cuando tenía el balón en sus manos, inexplicable. Corría el minuto 97 cuando el Real Zaragoza ganaba 1-2 al cuadro asturiano. Todo parecía indicar que con un poco de sufrimiento los tres puntos volverían al escudo del león, pero Poussin tuvo un fallo grosero, inexplicable, sin calificativos, cuando se echó el balón al suelo desde sus manos para que Insúa, mucho más vivo, le robara el balón por la espalda e hiciera el empate a dos. Un error de niños, que no parecía plausible en el mundo profesional.
Ante el Eibar (2-3), Cristian volvió a la titularidad pensando que ya se había recuperado de su lesión muscular, pero el argentino no pudo continuar a partir del minuto 71 y Poussin tuvo que sustituirle. La Romareda sabía que el francés no estaba en su mejor momento, pero entre pitos y ánimos, ayudaron a que el portero adquiriera valentía para coger la portería zaragozana. Cada balón que le iba a los pies dejaba claro que la seguridad que ostentaba Poussin era muy baja. El francés no quería controlar prácticamente ningún balón y despejaba todas de primeras, como quitándose un peso de encima. Finalmente, recibió un tanto de falta en el que poco pudo hacer y que sentenció el encuentro a favor del club vasco.
El próximo choque, ante el Burgos, correspondiente a la jornada 13, Fran Escribá decidió no alinear a Poussin, a pesar de que la lesión de Cristian estaba constatada de que iría para largo. Rebollo se veía más seguro y el joven portero no tuvo realmente errores groseros o claros en los tres choques que enfrentó ante Burgos, Real Oviedo y Elche y se quedó en barbecho.
El último precedente y la vuelta de Poussin se gestó ante el Atzeneta en Copa del Rey. Escribá alineó a su portero con la idea de que volviera a coger la confianza en un encuentro en el que sobre el papel el Real Zaragoza debía de haber arrasado ante un Tercera RFEF, pero que, vista la dinámica del equipo, no fue así. El resultado y el mal juego blanquillo ya hicieron difícil digerir el partido, pero cuando nadie lo esperaba, otro error de Poussin en el peor momento, significó la gota que colmó el vaso. Una jugada propia de niños se produjo en El Clariano cuando el guardameta tardó mucho en despejar un balón que terminó quedándose Unclés tras un rebote. El delantero no dudó y batió a puerta vacía la meta zaragocista. Un jarro de agua fría, porque supuso el cuarto error para Poussin en poco más de un mes y en 297 minutos que ha jugado con la camiseta del león, demasiados para un portero profesional. Además, supuso la eliminación de la Copa del Rey, por segundo año consecutivo, en la primera ronda. Un ridículo bochornoso para un club que ha ganado el torneo en hasta seis ocasiones.
Con todo esto, vuelve a llover sobre mojado para Poussin. El francés no ha logrado caer de pie desde que llegó al club zaragozano. El portero se ha derrumbado él solo, en unas actuaciones que han hecho que el zaragocismo desee con más ganas que nunca la vuelta de Cristian. Se espera que, hasta la vuelta del rosarino, sea Rebollo el que coja los mandos de la portería blanquilla, por el bien del equipo.