Silencio absoluto y sepulcral en el Real Zaragoza. Sumidos en la crisis más profunda desde la llegada de la propiedad extranjera, el cuadro aragonés no se ha dirigido a sus aficionados desde el final del partido del Huesca. No hay contacto, no hay noticias y solo se sabe que, este lunes, los jugadores del conjunto maño están citados en la Ciudad Deportiva a las 16.30 horas para una nueva sesión de entrenamiento. A primera hora de este lunes, no hay novedades acerca del banquillo.
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El Real Zaragoza anunció el final del partido a las 20.33 horas y, desde entonces, no se ha vuelto a producir ningún movimiento. Lo lógico sería que lo próximo sea el cese del entrenador, Fran Escribá, pero por ahora no hay más novedades. Lo cierto es que esta tesitura genera nervios en la afición de un cuadro aragonés que espera noticias ya. Poco – más bien nada – se sabe de lo que ahora mismo está aconteciendo en el seno de un club donde la reacción es bien urgente.
Porque La Romareda no encuentra respuesta a unas peticiones que ya realizó durante el partido. Varios aficionados dejaron de mirar al césped para girarse hacia el palco con unas exigencias que este lunes a primera hora no se han cumplido. La sentencia está dictada: el zaragocismo no quiere a Escribá después de una racha de siete puntos sobre 33 y una eliminación perteneciente a la historia más negra del club. Porque ese “atzenetazo” no se olvidará. El Municipal subió las protestas, todos quedaron señalados y urge pasar a la acción. Al menos, en el banquillo.
Esos nervios se tradujeron en problemas serios a la salida de los jugadores del terreno de juego tras perder frente al Huesca por 0-2. Varios aficionados se agolparon en la puerta de salida y amagaron con una entrada a la fuerza generando momentos de tensión. Numerosos jugadores fueron increpados e insultados, y tuvieron que escuchar esos habituales cánticos dudando del compromiso. Dolió que lo tuviese que vivir muy de cerca uno de los que menos lo merecía, Francho Serrano. Pero no fue el único, porque Toni Moya y Enrich no se libraron.
En este momento, el Real Zaragoza no tiene nada que decir. Habrá que ver por cuanto tiempo. Lo que está claro es que urge un movimiento en el banquillo zaragocista para evitar más problemas o, al menos, ahondar la herida con la afición. La Romareda ha dictado sentencia y el silencio necesita dar paso al movimiento.