Hoy en día no es difícil conseguir un dron simple por 50 euros en cualquier tienda de electrónica. Se dispensan como mero entretenimiento, pero la industria de la aeronáutica ha encontrado en ellos un aliado para abordar cuestiones serias que podrían facilitarnos el trabajo y la vida en el futuro.
Insisten: no es un juguete, es una herramienta tecnológica respaldada por su propia normativa de uso que restringe el vuelo a zonas estrictamente autorizadas. Lo sabe bien Daniel Yuste, director y gerente de Delsat International, empresa radicada en Zaragoza y con sede, campo de pruebas y vuelo en el Aeropuerto de Teruel. “La gente lo ve como algo que compro en cualquier sitio y lo vuelo donde me da la gana. No le están dando la importancia que merece y esto es aeronáutica; cualquier dron por pequeño que sea está catalogado como aeronave”, comenta.
El desconocimiento que genera lleva a que se produzcan situaciones como la paralización del tráfico aéreo en Gatwick o Heathrow (Londres) por presencia de drones este invierno atrás. Pero también pasó en España en 2016: un avión tuvo que hacer maniobras para esquivar varios drones cuando se disponía a aterrizar en el Aeropuerto de Bilbao.
Como siempre pasa en estos casos, la tecnología avanza más rápido que la legislación. Desde 2013 -cuando se experimentó un crecimiento exponencial en el uso de drones-, el Gobierno tanto español como europeo trabajan en el desarrollo de un marco jurídico que permita no solo establecer las zonas donde se permiten drones, sino explotar las posibilidades económicas a futuro de este sector emergente.
La Ley 18/2014, de 15 de octubre, de aprobación de medidas urgentes para el crecimiento, la competitividad y la eficiencia, permitió “profesionalizar” ciertas actividades que presentaban un riesgo bajo. Desde entonces, la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) ha habilitado a más de 3.600 operadores de aeronaves pilotadas por control remoto. Posteriormente, el Real Decreto 1036/2017, de 15 de diciembre, amplió los entornos operativos y reforzó los mecanismos en aras a la seguridad de personas y bienes, estableciendo ciertas limitaciones en el ámbito recreativo y deportivo.
Ya en 2018, el Ministerio de Fomento elaboró un Plan Estratégico para el desarrollo del sector civil de los drones en España. Y es que cada vez nacen más empresas dedicadas a la fabricación de drones y componentes embarcados, así como proveedores de servicios al usuario final y escuelas de pilotaje (ATO). La facturación se cuenta por millones y el futuro no es más que una ventana abierta a la amplitud de posibilidades que estas máquinas voladoras van a poder reportarnos.
Pharmadron, transporte de medicamentos a zonas remotas
Una de las aplicaciones más innovadoras, “Pharmadron”, acaba de concluir su estudio de viabilidad. Tiene un fin social muy marcado: aspira a proveer de medicamentos y material farmacéutico a aquellas zonas donde el acceso sea complicado.
De momento, no puede ponerse en funcionamiento porque la normativa española impide los vuelos para transporte de mercancías con drones. Sin embargo, la reciente aprobación del Reglamento Delegado (UE) 2019/945 de la Comisión de 12 de marzo de 2019 sobre los sistemas de aeronaves no tripuladas y los operadores de terceros países de sistemas de aeronaves no tripuladas, deja abierta esta posibilidad.
Pharmadron ha sido desarrollado por Delsat International, junto al Clúster Aeronáutico de Aragón (AERA) y la distribuidora farmacéutica Novaltia y el presupuesto asciende a 100.000 euros, con una subvención del Ministerio de Industria. “Lo vamos a aplicar a aquello de la “última milla”, para llegar a lugares remotos o donde hay poca población, pero no para sustituir el transporte de medicamentos al 100%”, recalca Yuste. Puede ser muy útil, por ejemplo, en condiciones meteorológicas adversas. “En lugar de tener que subir a un pueblo de montaña, con cinco kilómetros de carretera en curva, en invierno, con nieve, que a lo mejor el quitanieves no ha pasado, se puede entregar de esta manera y así garantizamos el acceso universal a los medicamentos”, señala. Y por qué no, también podría usarse en catástrofes naturales donde las carreteras dejan de ser viables.
El dron se mueve por el aire y puede alcanzar 80 o 90 kilómetros por hora. Su trayectoria es recta, por lo que puede cruzar la extensión de una ciudad en pocos minutos. Sabiendo esto y que se puede adosar un contenedor a la parte inferior para transporte de mercancías, solo hace falta encontrar el modelo ideal de aeronave para ejecutar esta misión.
Por eso, Delsat ha centrado el estudio de viabilidad en las características ideales del prototipo de Pharmadron. “Hay que pensar qué tamaño tendría, cuántos motores, cuántos brazos, qué tipos de hélices, y además, cómo debe ser el propio contenedor: ligero, aerodinámico, de fácil limpieza y hermético, con aislante térmico, para garantizar que los medicamentos viajen a una temperatura no superior a 25 grados”, explica Yuste.
También llevará un cierre de seguridad, para que solo personal farmacéutico autorizado pueda extraer el contenido y dispensarlo a los pacientes. Y otro tema que cobra especial relevancia es la aviónica, toda la electrónica que controla la aeronave y que permitirá programar vuelos automáticos. El desplazamiento del dron se puede estar monitorizando en tiempo real a través de comunicaciones 4G y 5G, pero en las zonas remotas no funciona, por lo que se plantea la posibilidad de seguir la trayectoria por satélite.
“Nosotros le cargaremos un plan de vuelo y el dron aterrizará, descargará y volverá. Él, solo, tendrá que estar procesando absolutamente todos los datos exteriores de forma simultánea: presión, velocidad del viento y si hay lluvia u obstáculos, para esquivarlos. Por supuesto, habremos estudiado previamente el terreno”, matiza Yuste.
En definitiva, tienen toda la información recabada para el momento en que surja esa necesidad, implementar el proyecto. Antes realizarán una prueba piloto en el Aeropuerto de Teruel con vuelo simulado a la farmacia de Gea de Albarracín, localidad situada a 20 kilómetros de distancia. En ella se harán todas las comprobaciones pertinentes para verificar que el dron funciona y que puede soportar la carga, además de observar su comportamiento de aeronavegabilidad.
Meta Expodrónica
Expodrónica 2019 se celebró en Ifema el 27 y 28 de junio. Albergó el “1st World Dron Forum” o primer foro mundial de drones, donde Delsat tuvo la oportunidad de presentar el proyecto Pharmadron ante expertos y empresas de todo el mundo. Y allí también recogieron ideas de las novedades del sector que serían útiles para sus drones, como aquellos que pueden levantar hasta 40 kilos de peso o los que llevan acoplado un motor de combustión para aumentar la autonomía.
Es importante destacar que ellos no fabricarán drones, sino que tomarán los existentes en el mercado que mejor se adapten a lo que buscan. Dado que es una tecnología emergente, le queda mucho por evolucionar, pero Delsat ya los usa para realizar producciones audiovisuales en Aragón y fuera de él. De hecho, el 80% de su trabajo es publicitario, turístico o de cobertura de eventos deportivos.
Desalt Aeronautics
Delsat International nació en 2001 como empresa de telecomunicaciones y alta seguridad para la transmisión de señales de alarma vía satélite. Incorporaron los drones como herramienta para utilizarla en seguridad pero, visto que la normativa imposibilitaba desarrollar estas actividades, tuvieron que reconvertirse. Crearon entonces Delsat Aeronautics y se lanzaron a la producción audiovisual.
Desde entonces, han trabajado tanto con televisiones nacionales como internacionales y grabado documentales como “Sangre Real”, donde aportaron las imágenes aéreas. Brand in Black, Freeman Ideas & Creación Audiovisual o Nanuk Audiovisual, productoras que han sido galardonadas en Cannes y en el New York film &TV festival, se cuentan también entre las colaboraciones de Delsat.
En el ámbito deportivo, han grabado cuatro carreras 10k de Zaragoza, etapas de la Baja Aragón o la Spain Classic Raid. Tienen el privilegio, además, de ser la primera empresa privada española que ha conseguido los permisos oficiales para poder entrar un dron de manera legal en Marruecos y grabar el Desafío Survival Roco 4×4.
También han colaborado con vídeos para Zaragoza Turismo y Gobierno de Aragón y ofrecen servicios industriales y de fotogrametría. “Realizamos vuelos sobre canteras o en empresas donde almacenan gran cantidad de material, como serrín, troncos o áridos. Con las miles de fotografías que lanza el dron, y una vez procesados los datos, se puede realizar la medida del volumen que hay en un acopio de madera o tierra”, especifica Yuste. Además, imparten cursos técnicos sobre la tecnología dron y sus aplicaciones, y otro de técnicas de producción audiovisual con imágenes aéreas. En el Aeropuerto de Teruel, ofrecen el Curso Oficial de Piloto de drones en colaboración con el Real Aeroclub de Zaragoza. Recientemente han formalizado un acuerdo con ACF Innove de Huesca para que este Curso sea una realidad también allí.
Yuste adelanta que el próximo paso es empezar a hacer inventarios forestales con láser. El objetivo es sobrevolar zonas boscosas para elaborar nubes de puntos e identificar la posición de los árboles, conteo y cubicaje. Pero las posibilidades son infinitamente más amplias: desde tomar muestras de la contaminación aérea o muestras de agua en embalses, hasta agricultura de precisión, seguimiento del estado de animales y plantas, del estrés hídrico, etc.
Sea cual sea el campo de aplicación, parece que los drones han llegado para quedarse. Así como la tecnología y la legislación avancen, será más frecuente verlos en cualquier lugar. Dentro de unos años, y como ya pronostica el gestor de navegación aérea de España Enaire, podríamos ver “autopistas para drones”.