La rendición de Inglaterra al Real Zaragoza se vivió en Elland Road en mayo de 1966

El estadio inglés presentaba un lleno absoluto para recibir al Real Zaragoza
photo_camera El estadio inglés presentaba un lleno absoluto para recibir al Real Zaragoza

El Real Zaragoza siempre ha encerrado un buen puñado de historias que engrandecen –aún más- la leyenda del equipo aragonés. Podría hablarse de la extinción de la era galáctica madridista tras un famoso gol de Galletti, un balón que tocó el cielo de París para hacer campeones de Europa a los blanquillos o un póquer de goles de Diego Milito al Real Madrid al que se quiso sumar Ewerthon para poner el 6-1 en La Romareda. Sin embargo, a veces, pasan los años y parece que hay que rememorar esas historias para reafirmar la grandeza de los maños. Por eso es necesario recordar el 1-3 que el Real Zaragoza endosó al Leeds United en Elland Road.

Los Cinco Magníficos viajaban a tierras inglesas para disputar un partido de desempate en frente al Leeds United. Eran las semifinales de la prestigiosa y ya difunta Copa de Ferias, aquella que varios de los mejores equipos europeos, como la Juventus, no pudieron alcanzar. Igual que ese Real Zaragoza no tenía nada que ver con el de ahora, podría aplicarse lo mismo para los ingleses. El Leeds actual, el que vaga sin pena ni gloria por la Championship, en nada se parece al subcampeón de la Premier. Era uno de los equipos más admirados de toda Inglaterra.

Ya se habían visto las caras dos veces en muy poco tiempo antes de ese desempate. La ida, disputada en La Romareda, los zaragozanos la vencieron por 1-0 a los de West Yorkshire. El gol fue de Lapetra, que transformó un penalti para dar ventaja a los aragoneses en una eliminatoria de lo más complicada. Los ingleses volvían a casa, ante el calor de su gente, para darle la vuelta.

En la vuelta, pasados los 20 minutos de juego, los de Elland Road ya se ponían por delante para dar más emoción al disputado pase a la final. Sin embargo, Canario hizo la igualada. En condiciones actuales, con el valor doble de los goles fuera de casa en caso de empate, hubiera sido sinónimo de tranquilidad. Sin embargo, eso no existía en el fútbol de antaño, y un gol de Jack Charlton propiciaba el empate definitivo. Entonces, para resolverlo, se jugaba un tercer partido, y la fortuna decidió que se disputase en tierras británicas.

Ya en el desempate, ningún aficionado, bien fuese zaragocista o del Leeds, se podía imaginar lo que iba a ocurrir esa noche en Elland Road. El repaso que le pegaron los blanquillos al subcampeón de la liga inglesa en unas semifinales de Copa de Ferias fue colosal. Aun se sigue recordando como el mejor partido de la historia del Real Zaragoza.

Villa en el primer minuto dejaba en el suelo a dos jugadores locales para poner un centro medido a Marcelino, que remataba y ponía el 0-1. Cinco minutos más tarde, Lapetra y el propio Marcelino superaban a toda la defensa inglesa, este le daba el balón a Villa y hacía el 0-2. El tercero llegaría en el 12, donde Los Cinco Magníficos volvieron a tumbar a la defensa rival y llegaba la guinda. Al descanso, el marcador reflejaba un 0-3 que bien podría haber sido un 0-5. Allí decidieron echar el freno los maños, que a pesar de recibir un gol, podrían haber anotado otros tantos en las semifinales europeas.

Los maños pasaron por encima de los ingleses desde el primer momento de juego

El partido visto desde dentro

Canario lo recuerda a la perfección, en primer lugar por su trascendencia, pero también por la dificultad de medirse a un defensa como Jack Charlton. “Me lesioné poco después de los 20 minutos. El entrenador no podía hacer cambios y me dijo que me pusiese de delantero centro para ver si metía el gol del cojo, y yo ahí estuve, peleándome con él”, comienza el brasileño. Aunque fue tarea más que complicada, porque había momentos en los que no podía “ni caminar”, salió todo a la perfección.

Las anécdotas fluyen entre los jugadores zaragocistas que protagonizaron ese día –y esa época- de fútbol dorado. “Los ingleses nos marcaron un gol, y la hinchada se puso a cantar para lograr la remontada”, rememora Darcy. Ante esa circunstancia, el Magnífico se acercó a un chaval de la grada para hablar con él. “Le pregunté que cómo podían seguir cantando así cuando iban perdiendo 1-3, porque yo no lo podía entender”, explica.

El joven no entendió lo que le decían, pero se quedó con la ilusión de no haber pasado desapercibido para ese inigualable grupo de futbolistas. Esa misma canción para soñar con la remontada se sigue cantando en muchos estadios de Inglaterra para alentar a los equipos. “La última vez que la escuché fue en un partido del Manchester United hace unos días”, relata el extremo.

Canario también aprovecha para comparar ese estilo de balompié con el que hay ahora, y asegura que es “impensable” lo que se vivía entonces. “En la grada había solo una valla o una barandilla. Hablabas con la gente, los saludabas… El fútbol ha cambiado tanto que hasta en eso hay diferencia”, expone. “Hay demasiados intereses creados y mucho dinero por medio. En el fútbol de hoy en día mandan los empresarios. Así va, en mi época era espectáculo y ahora negocio”, sentencia.

En cuanto terminó el partido, la afición local se puso en pie para despedir al equipo que había desplegado el mejor juego nunca visto en Elland Road. Los jugadores se metieron dentro del vestuario, pero la hinchada del Leeds no podía parar de dar palmas a los once leones maños. Salieron una vez para agradecer el reconocimiento británico. Y otra. Y otra más. “Estaban aplaudiendo sin conocimiento. Salíamos a saludar pero la gente no se iba”, explica el delantero.

Como buenos jóvenes, Los Cinco Magníficos también se divertían fuera del campo. Recuerda Darcy que, ese día, cuando estaba ya subido al bus, un aficionado inglés se le acercó con una propuesta particular. Quería intercambiar el cartel del autocar en el que se podía leer “Real Zaragoza C.F.” por su bufanda del Leeds United. “Accedí sin encomendarme a nadie”, recuerda entre risas. “Cuando llegó el chófer y vio que había desaparecido casi me mata. Le respondí que se enfadase todo lo que quisiera, que yo tenía una buena bufanda. Era blanca, preciosa”, continúa. A pesar de que finalmente se la terminó regalando al conductor, reconoce que le hubiese gustado guardársela.

¿Madrid o Barcelona? Real Zaragoza

Fueron unos años tan maravillosos para la historia del Real Zaragoza que se llegaron a convertir en uno de los mejores equipos europeos de la época. Con razón, Canario recuerda que los ingleses temían más al Real Zaragoza que al Real Madrid o al Barcelona. Todos los diarios se deshicieron en halagos ante el juego y el pundonor aragonés, que quedó grabado en las entrañas de Elland Road.

En el primer párrafo de su crónica, La Vanguardia ya hacía mención a un equipo “que dejó boquiabiertos a los aficionados ingleses”. También se refería a “las clamorosas ovaciones, tanto al principio del encuentro como al final del mismo”. “Ha sido un partido sensacional del Real Zaragoza que, con todos los honores, y pese a todas las maquinaciones del Comité de Competición, pasa a disputar la final”, terminaba el redactor. En la sección de jugadores destacados, por parte de los blanquillos apareció todo el equipo, y por los ingleses Charlton.

El Mundo Deportivo no se iba a quedar atrás. “Cuántos españoles han estado ausentes en esta tarde lluviosa y no podrán hacerse una idea del brillante juego de un conjunto que, con reposo y gran técnica, ha sabido llegar a la final de la Copa de Ferias”, iniciaba el corresponsal John Morris. También definía al grupo como “una orquesta de maestros del fútbol bien dirigidos por Carlos Lapetra”.

Merecidamente, el Real Zaragoza pasaba a la historia del fútbol inglés después de esa eliminatoria. La pena fue que, después de tan gran actuación, no pudieron vencer al Barcelona, y terminaron cayendo en la final del torneo. De todas formas, los blanquillos siempre podrán contar que Inglaterra cayó rendida al juego de Los Cinco Magníficos.