La ruta de Ramiro II el Monje por la provincia oscense descubre el fruto de la Corona de Aragón

Huesca, Nocito, Tierrantona (en la imagen), el Real Monasterio de San Victorián, Barbastro y Roda de Isábena son lugares donde el encanto del pasado convive con el presente
photo_camera Huesca, Nocito, Tierrantona (en la imagen), el Real Monasterio de San Victorián, Barbastro y Roda de Isábena son lugares donde el encanto del pasado convive con el presente

En la ruta de Ramiro II el Monje se pueden seguir los pasos que dio este rey, cuyo fruto fue el germen de la Corona de Aragón. Un recorrido por seis localidades de la provincia oscense que abarca 256 kilómetros y se divide en tres etapas en las que maravillarse con la magia de la historia aragonesa, su patrimonio arquitectónico y descubrir más sobre la vida de Ramiro II. Huesca, Nocito, Tierrantona, el Real Monasterio de San Victorián, Barbastro y Roda de Isábena son lugares donde el encanto del pasado convive con el presente.

Para conocer más al protagonista de esta ruta, hay que saber que Ramiro II fue el sucesor al trono tras la muerte de Alfonso I. Cuenta la leyenda de la Campana de Huesca que, estando Ramiro II preocupado por la desobediencia de sus nobles, mandó un mensajero a su antiguo maestro pidiéndole consejo. Este llevó al mensajero hasta el huerto y cortó las coles que sobresalían más. A continuación, ordenó al mensajero repetir ante el rey el gesto que había visto. Ramiro II hizo llamar a los principales nobles para que fueran a Huesca, con la excusa de hacer una campana que se oyera en todo el reino. Una vez allí, hizo cortar la cabeza a los nobles más destacados sofocando de este modo la revuelta y dando lugar así a la famosa leyenda de la Campana de Huesca.

La primera parada del recorrido debe ser en el Monasterio de San Pedro el Viejo, en Huesca, donde se retiró Ramiro II el Monje, y donde está enterrado en un pequeño panteón real, junto a su hermano, Alfonso I el Batallador. El conjunto de la iglesia y claustro de San Pedro es un puro exponente del románico aragonés y una de las joyas arquitectónicas del patrimonio monumental de la ciudad y del Alto Aragón. Su claustro del siglo XII es, precisamente, uno de los elementos más bellos y conocidos. En el mismo claustro se encuentra la capilla de San Bartolomé, que alberga el citado Panteón Real. De allí hay que acercarse al museo de Huesca, que extiende sus dependencias al contiguo palacio románico de los Reyes de Aragón, con la Sala de la leyenda de la Campana y la Sala de doña Petronila, hija de Ramiro II.

El Monasterio de San Pedro el Viejo, en Huesca

Pequeños lugares con encanto 

Después de conducir durante una hora contemplando los bonitos paisajes pirenaicos se llega a Nocito. El municipio, en la cabecera de un valle de incomparable belleza y situado en la vertiente norte del Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara, posee el tipismo puro de montaña. Su sencillo entramado urbano se divide en dos mediante el puente medieval que cruza el río Guatizalema. Desde el pueblo se accede, a través de una agradable senda, hasta el santuario de San Úrbez. El lugar transmite paz y tranquilidad, lo que seguramente Ramiro II buscaba en los periodos de tiempo que allí pasó. A escasos metros del templo se conserva un roble milenario y monumental que merece la pena visitar.

Otro lugar que conforma la ruta de Ramiro II es Tierrantona, cabecera del municipio de La Fueva, creado en los años sesenta tras la fusión de los términos de varios municipios. Destaca la Casa del Médico, la cual data de los siglos XVI-XVII. La iglesia está dedicada a la Asunción y es de estilo románico del siglo XII. Tiene nave rectangular y ábside de tambor. La puerta que se abre a la plaza es del siglo XVI, porque la original de arco de medio punto se encuentra al sur. En las inmediaciones de Tierrantona también puede visitarse una villa romana.

El Real Monasterio de San Victorián

Los orígenes de la Corona de Aragón

El Real Monasterio de San Victorián es Bien de Interés Cultural y, según algunos expertos, está considerado como el más antiguo de España ya que su origen lo sitúan en el siglo VI, en la época visigoda. Protegido por los paredones de la Peña Montañesa, este cenobio fue durante siglos centro cultural, económico y espiritual de Sobrarbe. Reconstruido por Ramiro I de Aragón, en él se reunieron Ramiro II el Monje y Ramón Berenguer IV para decidir los esponsales entre este último y doña Petronila, unión que posteriormente daría como fruto la formación de la Corona de Aragón.

La ciudad de Barbastro destaca por la espectacular catedral de la Asunción del siglo XVI, de enormes dimensiones y unas espectaculares bóvedas de crucería. Su torre aparece exenta a modo de minarete. Fue en Barbastro cuando en 1137 se firmaron las capitulaciones matrimoniales de la reina Petronila, la hija de un año de edad del rey Ramiro II, con el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV. Pasaron trece años hasta que se celebró la boda, al alcanzar la reina la edad requerida por el Derecho Canónico. De esta forma se habían sentado las bases de la unión dinástica de la casa real aragonesa con la casa condal barcelonesa que conformarían la Corona de Aragón. Además de la catedral, llegando a las afueras de la ciudad, se puede hacer una parada para conocer el conjunto de San Julián y Santa Lucía. Además, es imprescindible conocer el moderno Espacio del Vino de la Denominación de Origen Somontano, punto de partida de la Ruta del Vino del Somontano.


La catedral de San Vicente de Roda de Isábena

A poco más de 50 kilómetros de Barbastro se sitúa Roda de Isábena, localidad que se alza sobre una colina dominando el acceso al valle. Aquí se halla una parte de la historia de Aragón y el que fue el centro religioso más importante de la Ribagorza: la catedral de Roda. El templo es mucho más que el lugar de donde fue obispo Ramiro II, y es que es un tesoro artístico con piezas únicas, un claustro bellísimo y un retablo que conserva sus puertas. También se pueden apreciar pinturas románicas con un calendario que representa las faenas del año. Además, Roda de Isábena presume de ser la población más pequeña de España que cuenta con un templo catedralicio. La torre grossa, el portal de Santa Ana, los pilarets y las ermitas, junto con la mencionada catedral de San Vicente, forman un conjunto que conforma uno de los pueblos más bonitos del país, declarado Conjunto Histórico.

Todo aquel que visite estos enclaves, no solo viajará en el tiempo hasta la época en la que se labró el inicio de la Corona de Aragón y conocerá los escenarios de su origen, sino que también disfrutará de la naturaleza y la espectacular arquitectura artística que se halla en esta ruta de Ramiro II el Monje.