Han transcurrido 102 días desde que el 27 de diciembre arrancara oficialmente la campaña de vacunación contra la Covid-19. Emilia Nájera, de 80 años, usuaria de la residencia Romareda, se convirtió en la primera aragonesa en recibir una dosis, convirtiéndose en un símbolo de la lucha contra el coronavirus que atacó el planeta entero durante el 2020. Ahora, más de 100.000 aragoneses ya están inmunizados al administrarles las dos dosis de la vacuna.
En concreto, este miércoles 7 de abril finalizó con 101.651 aragoneses inmunizados, el 7,64% de toda la población de la Comunidad al haber recibido las dos inyecciones de una de las vacunas autorizadas, principalmente Pfizer y Moderna, para las cuales solo hay que esperar 14 días entre las dos inoculaciones. En total, se han administrado 294.171 dosis.
Desde todas las instituciones públicas se mantiene el objetivo de inmunizar al 70% de la población española para el mes de agosto. Para ello, está previsto que en las próximas semanas se multiplique exponencialmente la distribución de viales a las comunidades. Durante esta semana se iban a repartir más de 52.700 dosis en los centros de salud aragoneses, 16.000 más que la semana anterior, completando así la vacunación de mayores de 80 y grandes dependientes en primera dosis e iniciando la vacunación en el grupo de 65 a 61 años.
Pero las dudas sobre la vacuna de AstraZeneca han supuesto un duro golpe a la línea de flotación de estas esperanzas. Su inoculación ha estado rodeada de polémica incluso antes de su llegada, con retrasos e incumplimientos sobre los envíos, y puesta en el ojo del huracán por la detección de trombos en personas a las que se les administró la primera dosis, lo que ha provocado su suspensión en la mayoría de países de la Unión Europea, con decisiones políticas difícilmente justificables ante la población.
No en vano, si durante las primeras semanas solo se inoculó a personal esencial menor de 55 años, ahora las comunidades han aprobado mantenerla solo a colectivos entre 61 y 65 años, pese a que la EMA calificó los trombos como “un efecto secundario muy raro”, reconociendo que “los riesgos asociados a la enfermedad de la Covid-19 son mucho mayores que los relacionados con la vacunación con AstraZeneca”.
Al margen, en las próximas semanas comenzará la administración de la vacuna de Janssen, la primera que solo requiere de una dosis. Ello, unido a la producción masiva de Pfizer y Moderna, permitirá acercarse al fin de la pandemia y al regreso de la normalidad tal y como se conocía antes del mes de marzo de 2020.
