El Huesca se salva entre bostezos y pitos ante una descendida Ponferradina (1-1)

Valentín trata de zafarse en banda de un rival
photo_camera Los oscenses cuajaban un partido horrendo. Foto: S.D. Huesca

Un punto y gracias cosechaba la Sociedad Deportiva Huesca ante la Ponferradina en El Alcoraz, 1-1, en un encuentro no apto para somnolientos y en el que consiguió la permanencia entre bostezos y pitos. Mal fútbol, pocas ocasiones y un empate que demuestra las carencias de los de Ziganda y ni qué decir tiene también las de un rival que se despide de la categoría de plata del fútbol español.

Salía Ziganda con un once bastante reconocible, con Obeng en punta de lanza, y también con la intención de poder adelantarse pronto y minar la escasa moral que le quedaba a los bercianos. Eso sí, sin excesivas oportunidades claras.

Ganaba ventajas Obeng en cualquier balón largo frente a una Ponferradina nerviosa. Y en defensa apenas tenían que emplearse a fondo “los Pulidos”, Rubén y Jorge, ante la falta de fútbol y mordiente del rival. La más clara la tendría precisamente Rubén Pulido a la salida de un córner, quedándole un rechace cuya media vuelta remataba demasiado alta en una situación no habitual para un central. Eso sí, la primera que se acercó la Ponferradina a campo rival, la tuvo clarísima, en el minuto 25.

Pelota al espacio a Naranjo, que ganaba la espalda con facilidad a los centrales altoaragoneses, definiendo cruzado ante Andrés y el azar quiso que la pelota, tras tocar en los dos palos, no entrara. Respiraba El Alcoraz, frío ante la imagen voluntariosa pero poco productiva de sus hombres. De hecho, los minutos pasaban, los músculos se adormecían y todo entraba en una especie de letargo, similar al de un domingo por la tarde viendo películas de sobremesa sin fundamento.

Y sin nada más que ocurriese, salvo que el graderío se impacientaba ante semejante lección de incapacidad general, se llegaría al descanso con 0-0.

SEGUNDA PARTE

Con algo más de urgencia saltó la Ponferradina al césped, tratando de dominar. Eso sí, de nuevo por ambas partes con un nivel futbolístico paupérrimo. Por si fuera poco, lesión de Juan Carlos Real en el 57, siendo Javi Martínez su sustituto, y poco después de Cristian Salvador, cojeando ostensiblemente, cinco minutos después, aunque aguantando sobre el verde a duras penas.

Hubo que esperar al 64 para lo que casi fue un milagro: ver al Huesca disparar entre los tres palos. Le quedaría el esférico muerto a Obeng, quien giraría con rapidez para armar el tiro con la zurda, pero el guardameta visitante, bien colocado, despejaría a la esquina. Eso sí, no podría el arquero con Javi Martínez, a quien de lejos se le veía a otro ritmo. Regalo de San Román, ex del Huesca, para que el recién incorporado hiciera el 1-0. Sería revisado, porque iban milímetros de diferencia entre defensor y atacante, pero acababa siendo válido.

La Ponferradina no supo asumir el golpe y cerca estuvo de llegar el segundo. Buen balón de Marc Mateu al corazón del área, a pelota parada, pero el remate es marchaba cerca del poste izquierdo de San Román. Pero el fútbol tiene cosas que sólo tiene el fútbol. Recibiría en banda Ale Díez, encararía y encararía, entraría en el área y, sin ángulo, soltaría un zurdazo que limpiaría la esquina de la portería de Andrés Fernández. 1-1 y de nuevo llegarían los nervios al Alcoraz.

Se pondría el choque en una dinámica peligrosa, con el Huesca más encerrado atrás que otra cosa al margen de las arrancadas de Javi Martínez. Gerard Valentín y Obeng se irían al banco para la recta final y en su sustitución entraban Joaquín y Kanté. Puso más miedo todavía Lacerda con un duro disparo que se toparía con Andrés Fernández, bien colocado, para despejar el peligro.

Era la última de un partido nefasto, con intriga pero cero fútbol. Un empate y gracias para la Sociedad Deportiva Huesca, atando la permanencia, y que al menos salvaba la papeleta ante un rival, la Ponferradina, que se despide de LaLiga Smartbank.