La difícil temporada de la S.D. Huesca: un año de irregularidades e imprevistos

Tras una complicada temporada, los de Ziganda ataron la permanencia empatando ante La Ponferradina, que descendió. Fotografía: LaLiga.
photo_camera Tras una complicada temporada, los de Ziganda ataron la permanencia empatando ante La Ponferradina, que descendió. Fotografía: LaLiga.

Dificultades e imprevistos. Este es el perfecto resumen de lo que ha sido la temporada de una S.D. Huesca que ha tardado en atar la permanencia, pero ha acabado por conseguirla. Concretamente en la jornada 40, descendiendo a la Ponferradina y sin alcanzar todavía la meta de los 50 puntos. La única asignatura pendiente han sido los triunfos fuera de casa, que solamente han cosechado uno en los 20 partidos disputados.

Si viajamos a lo largo de toda la temporada del Huesca podemos ver que el equipo de Ziganda no empezó con una mala dinámica el año. Dos choques ganados, un empate y dos perdidos, que le hacía merecedor de un 11º puesto del que fue subiendo y bajando conforme avanzó el ejercicio.

Avanzando un poco, la buena racha del Huesca seguía allí por la jornada 10. Tan solo una derrota ante el Alavés (2-1), dos empates y dos triunfos ante el Leganés (1-0) y Oviedo (0-1) en el que sería el primer y único partido por los de Ziganda fuera de casa. El equipo se sentía bien y buena prueba de ello fue el triunfo ante Las Palmas en la jornada 13, tras dos empates por la mínima ante Racing y Mirandés. El equipo ganaba por la mínima, pero sumaba tres puntos. El barco no tenía fugas y los tripulantes eran los correctos.

Llegaba noviembre y la S.D. Huesca tenía que enfrentar a una Ponferradina, que ya empezaba a mirar el descenso de forma real. No obstante, un mal partido de los de Ziganda les dio los tres puntos a la Ponferradina, que los guardaba como oro en paño. De todas formas, los azulgranas seguían acumulando resultados dispares ganando al Villarreal B (1-0), pero perdiendo contra el Tenerife (2-0).

Tras este choque y para la jornada 16, el Huesca ya acumulaba seis triunfos, cinco empates y cinco derrotas. Números que le hacían registrar una novena y merecida posición, que invitaba incluso a soñar con volver a Primera. La primera vuelta estaba yendo según lo acordado. Quizá con un juego no muy vistoso, pero sin dudas efectivo, metiendo un gol más que el rival. La única asignatura pendiente comenzaban a ser ganar fuera de casa.

No obstante, el fútbol es un estado de ánimo y el Huesca cayó en depresión. Los de Ziganda acumularon para la jornada 20, tres choques perdidos de sus últimos cinco. Es cierto que el triunfo ante el Andorra (1-0) y el empate ante el Sporting (0-0) dio alas al equipo, pero caer tan fuertemente como lo hizo en el derbi ante el Real Zaragoza (3-0) vaticinó que todavía quedaban curvas en el camino.

Con todos estos traspiés, pero haciendo una buena temporada, la S.D. Huesca llegó al ecuador de la Segunda división en una cómoda 11ª posición. Siete choques ganados, ocho empatados y siete perdidos eran las credenciales de un equipo oscense, que se mantenía, dentro de sus irregularidades, estable.

LA SEGUNDA PARTE DE LA TEMPORADA

La vuelta no fue sencilla para la S.D. Huesca. Los aragoneses cosecharon más empates de los que le gustaría al Cuco Ziganda, tanto ante Cartagena (0-0) como contra Oviedo (1-1). No obstante, tras la derrota ante Las Palmas (1-0), que se tomó la revancha en su casa, los del Cuco Ziganda volvieron a reencontrarse con la victoria siete jornadas después, ante el Mirandés (1-0).

Tras la jornada 27, día en el que empató con el Sporting (1-1), los de Ziganda continuaron sellando las tablas por dos semanas más, ante Granada e Ibiza. Tras estos partidos grises, los aragoneses lograron vencer al Levante con un cómodo 3-0, que daba, al menos, tranquilidad. De todas formas, las visitas como visitante ni se llegaban, ni se esperaban que llegaran.

Para la jornada 33, la S.D. Huesca iba viento en popa con un décimo puesto, que seguía siendo tranquilizador. No obstante, las aguas cambiaron y en el último tramo de la temporada, al Huesca no se salía nada bien. Quitando el triunfo ante Burgos en la jornada 35 y ante Leganés en la 39, el resto de encuentros fueron empatados como contra Villarreal B, Tenerife o Málaga, o perdidos como ante el Alavés, Andorra y Leganés. Mucho tenían que ver las lesiones de jugadores clave en puestos clave. O sumaba de uno en uno o no sumaba. Ese era el panorama de un Huesca, que quería pero no podía. El último choque jugado por los de Ziganda resultó en empate a uno, que sirvió para sellar matemáticamente la permanencia.

Tras el encuentro, la afición no estaba convencida. Muchos creían que el equipo no dio la importancia que ameritaba una permanencia logrado con sudor y lágrimas, tras consolar a una Ponferradina, que se marchaba a Primera RFEF. La temporada no fue fácil, pero el Huesca consiguió su principal objetivo. Descensos como los del Málaga hacen ver la dificultad de una categoría apretada hasta las últimas jornadas. Ahora, al equipo de Ziganda le quedan dos duelos ante Lugo y Eibar en los que el técnico decidirá si premiar a los que le ha llevado a la permanencia o, dar minutos a los menos habituales.