Quizá solo un maestro científico diría que la química puede encerrar una emblemática belleza, pero Zaragoza alberga un lugar presumiblemente codiciable hasta para el mejor mago de Howarts. Es la farmacia del Hospital de Nuestra Señora de Gracia, adornada con su cristalería vienesa de más de 200 años, cientos de instrumentos de métrica antigua y otras casi 3.000 reliquias farmacéuticas que hoy se exhiben sobre sus reales estanterías. Como si de un viaje en el tiempo se tratase, a través de vidrios y probetas, el que un día fue el corazón de la alquimia aragonesa ha solicitado al Gobierno constituirse como futuro Museo de la Farmacia de Aragón.
En palabras del Presidente de la Academia de Farmacia Reino de Aragón, Santiago Andrés, la iniciativa -que viene enmarcada en la conmemoración del día mundial del farmacéutico el próximo 25 de septiembre- se ha fijado como objetivo principal poder dar a conocer al mundo un “histórico patrimonio” que ha formado parte de la sociedad “durante siglos”. Y, precisamente, entre sus estantes, es apreciable la evolución de los procesos más enigmáticos del mundo farmacéutico.
Cada recipiente, y cada frasco siguen escondiendo misteriosos elementos que un día fueron tratados como fórmula medicinal. Coralina, Pepsina, o el mítico cilantro alquímico. Productos provenientes del mundo vegetal, animal o mineral de la época preindustrial que han sido almacenados durante años en dos estancias farmacéuticas de finales del siglo 19.
Desde entonces, numerosas e ilustres personalidades del sector han pasado por sus pasillos. Y hoy, con la ayuda institucional solicitada, la colaboración de los distintos organismos del sector aragonés, y la solicitud lanzada oficialmente por el Colegio de Farmacéuticos y la Academia de Farmacia Reino de Aragón, la histórica colección podría ver próximamente la luz. Con su conversión en museo, se busca desvelar al mundo los orígenes de la historiografía farmacéutica y su labor para la salud ciudadana a lo largo de los tiempos.
