El Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa ha conseguido reducir la exposición de sus más de 5.000 trabajadores al formaldehido, una sustancia frecuentemente usada en el ámbito sanitario. Así, mediante una serie de medidas, se ha conseguido rebajar a cero el nivel de exposición.
La normativa europea fija un nivel máximo de 0,3 y el Clínico rebasaba siete veces esa cantidad, con 2 partículas por millón. El gerente del hospital, José Ignacio Barrasa, explica que las actuaciones han abarcado desde intervención en los laboratorios hasta en consultas y quirófanos. En el bloque quirúrgico, concreta Barrasa, “lo que se implantó fue un sistema de empaquetado en vacío de los órganos y de las piezas quirúrgicas que se extraían de los quirófanos, se llevaban al laboratorio de Anatomía Patológica y allí se les inyectaba el formaldehído en un sistema completamente cerrado”.
Las medidas preventivas tomadas los últimos años le han valido el reconocimiento nacional en la convocatoria a los Galardones Europeos a las Buenas Prácticas de 2019. Se trata de un reconocimiento de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo (EU-OSHA) que, bajo el marco de la campaña “Trabajos saludables: alerta frente a sustancias peligrosas”, ha convocado la decimocuarta edición de estos premios, con el objetivo de reconocer a aquellas empresas que protegen la seguridad y la salud de sus trabajadores en relación con las sustancias peligrosas. De esta forma, el centro aragonés será la candidatura española en las empresas de más de cien trabajadores.
El jurado se ha compuesto de un equipo cuatripartito de representantes de Comunidades Autónomas, responsables en materia de Seguridad y Trabajo, Inspección laboral y agentes sociales. Lo que han puesto de relieve es la concienciación de este centro de salud en la eliminación del formol “y que, realmente, una buena práctica ha resuelto ese problema”, alega la responsable del departamento de Relaciones Internacionales del Instituto de Nacional de Seguridad, Salud y Bienestar en el Trabajo, Belén Pérez.
El proceso de cambio en el Hospital Clínico, que ha supuesto una inversión de 1.100.000 euros, supone una serie de beneficios humanos, por garantizar la ausencia de exposición a un cancerígeno, y también para la empresa, por la implementación de medidas técnicas y organizativas que mejoran el clima laboral y el rendimiento como hospital. Además se generan beneficios socio-ambientales por la eliminación de residuos de formaldehido y la disminución de su consumo, y los beneficios económicos a medio plazo debido a la disminución de patologías en trabajadores expuestos.
Actualmente el formaldehído no se puede sustituir por otro producto que garantice el correcto diagnóstico anatomopatológico. Por esta razón, el Hospital ha implementado una política de eliminación del agente cancerígeno, o en su defecto ha minimizado el riesgo, mediante una serie de medidas de protección colectivas.
Entre ellas, destaca la instalación de un sistema de extracción en el laboratorio que evacua la totalidad de vapores de formol al exterior; la sustitución de recipientes y envases de biopsias conservadas en formol por otros con resistencia química frente al formaldehído, totalmente herméticos y con asas; la mejora en la gestión de residuos evitando exposición innecesaria a formaldehído; la ventilación frecuente del laboratorio independiente del resto del Hospital; la formación del personal y utilización de equipos de protección individual (guantes y gafas de protección frente a químicos, ropa adecuada y máscaras con filtros para formaldehído), y el mantenimiento y revisiones periódicas.