El Gobierno de Aragón desactiva la fase de emergencia y activa la de alerta ante la crecida del Ebro

La crecida ha obligado a convocar en tres ocasiones el Centro de Coordinación Operativa
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El Gobierno de Aragón, a través de la Dirección General de Interior Protección Civil, ha desactivado la Fase de Emergencias nivel uno ante la crecida ordinaria del río Ebro y ha activado la Fase de Alerta. Al final, los efectos de la riada han sido menores de lo previsto y la superficie afectada estará por debajo de las 5.000 hectáreas, según datos del Departamento de Agricultura.

La crecida ha obligado a convocar en tres ocasiones el Centro de Coordinación Operativa (Cecop), reuniones en las que ha participado Mayte Pérez, consejera de Presidencia y Relaciones Institucionales –de la que depende la Dirección General de Protección Civil-, junto a todos los actores implicados, entre ellos responsables del 112, la Confederación Hidrográfica del Ebro o las entidades locales.

Ahora, Protección Civil ha desactivado la fase de emergencia ante la situación por el Ebro, pero ha activado la de alerta ante la previsión de posibles lluvias intensas ante el paso de la borrasca Elsa.

Según consta en el Plan Territorial de Protección Civil de Aragón (Platear), la fase de emergencia se identifica con la situación en la que es necesario habilitar medidas de protección civil para la población, los bienes o el medio ambiente para hacer frente a una situación extraordinaria de riesgo ya producida.

Mientras, la fase de emergencia nivel 1 se declara cuando la situación generada o su evolución previsible puede ser controlada con los medios y recursos asignados al Platear. En este nivel se integran bajo una acción coordinada y bajo una única dirección la intervención de todos los medios y recursos adscritos al Platear.

Por otro lado, la fase de alerta se identifica con la existencia de informaciones procedentes de servicios de previsión y alerta o de los servicios ordinarios de intervención que, por evolución desfavorable, pudiesen ser generadoras de una emergencia en la que haya que aplicar medidas de protección civil.

Los efectos de la riada han sido menores de los inicialmente previstos y los episodios de desbordamientos no han sido tan intensos. Las imágenes con satélite el domingo en la Ribera Alta del Ebro permitieron mostrar que en esa comarca hubo 2.300 hectáreas anegadas. Esto sumado, a las afecciones en el resto del territorio, hace prever que la superficie anegada esté al final por debajo de las 5.000 hectáreas, según datos del Departamento de Agricultura.