Los hosteleros aragoneses quieren ser de Francia o Alemania para recibir sus mismas ayudas

Los hosteleros se han concentrado frente a Delegación del Gobierno en la plaza del Pilar
photo_camera Los hosteleros se han concentrado frente a Delegación del Gobierno en la plaza del Pilar

Los hosteleros de Aragón quieren ser franceses o alemanes. Así lo han denunciado en una concentración frente a Delegación del Gobierno pidiendo una equiparación de las ayudas a las de los vecinos europeos. Los hosteleros, representados por Horeca Restaurantes y Cafés y Bares de Zaragoza, han entregado un documento al subdelegado del Gobierno con sus peticiones, un grito de auxilio por la supervivencia de sus negocios.

Uno de los problemas más acuciantes que están viviendo los hosteleros son los derivados de los alquileres, de los que muchos no se han dejado de pagar, a pesar de estar echada su persiana. El presidente de Cafés y Bares de Zaragoza, José Luis Marteles, ha pedido que se haga como se está haciendo en Cataluña que “si abren solamente el 25%, se pague solo el 25%. Ha recalcado que “si no tienen ingresos, no pueden tener gastos”.

En la provincia de Zaragoza, existen más de 5.000 negocios de los que dependen 20.000 profesionales. Actualmente, la mayoría de estos negocios se han visto obligados a cerrar su persiana por la prohibición de la DGA de servir en el interior de los bares.

La opción del servicio a domicilio está ahí, pero para el representante de Horeca Restaurantes, José María Lasheras, “si con la comida para llevar se pudiese ganar dinero, no tendríamos establecimientos abiertos al público”. Ha añadido que este servicio “tiene un coste, que el reparto no es gratis”. Lasheras ha denunciado que, sin las ayudas, estos negocios “que han estado tirando de ahorros”, experimentarán “un número incalculable de cierres y de concurso de acreedores”.

La situación “no tiene nombre” para muchos negocios. El restaurante La Prensa, con una estrella Michelín, lleva cerrado desde hace siete meses. Su gerente, David Pérez, denuncia que “los han cerrado encubiertamente” y que se ofreció al Gobierno una ayuda con técnicos propios y que “no los han escuchado”.

Los banquetes y grandes celebraciones han visto reducir sus comensales de forma progresiva a las restricciones del Gobierno. El propietario del Complejo Aura, Iván Acedo, considera su situación como “dantesca”, pide que “les dejen trabajar” y que el Gobierno les permita “una reducción de aforo mínima”. En su empresa trabajan 70 personas y ha lamentado que “sin ayudas, se tendrán que ir al paro”.