El folclore zaragozano ha llenado de ritmo y alegría las calles de la capital aragonesa en la segunda jornada de las Fiestas del Pilar 2022. En esta ocasión, el sonido de la dulzaina y el paloteado procedente de cinco grupos de dances de Zaragoza han resonado por el centro de la ciudad.
Los dances de los barrios el Gancho, Garrapinillos, Monzalbarba, Rabal y San José han dado rienda suelta a sus movimientos saltarines en el Balcón de San Lázaro. Cada uno ha ofrecido una propuesta diferente de bailes, todos en torno al repique de los palos. No obstante, algún grupo como el de Monzalbarba, ha cambiado uno de sus palos por una espada. Dicho instrumento generaba un sonido metálico al chocar con la hoja del compañero.
En este encuentro itinerante, una oleada de espectadores les hacía un paseíllo digno de un torero al entrar en el ruedo por el Puente de Piedra. Pocos minutos después, la calle Don Jaime I se ha transformado en el escenario de estos dances. Allí, con sonrisas en el rostro, cada grupo ha mostrado sus habilidades con los palos.
Los trajes regionales también han sido los grandes protagonistas de este encuentro. Como si de un mar de colores se tratase, las faldas de vuelo, las combinaciones de rojo, blanco y verde o los tradicionales trajes de baturro han inundado la calle Espoz y Mina. Este tsunami colorido no ha desembocado en el río Ebro, sino que ha terminado a orillas de la plaza del Pilar. Allí, los grupos folclóricos han realizado su penúltima actuación frente a una muchedumbre de todas las edades.
A los dances todavía les esperaba su último escenario: la Fuente de la Hispanidad. Allí, han realizado su última función que ha sido bien recibida con silbidos, aplausos y al grito de “bien bailao”.
