José Andrés Pérez Becas: "Mi bisabuelo fabricaba los ataúdes la noche antes del funeral"

La Carpintería y Funeraria Pérez Becas lleva cinco generaciones en activo
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El 1 de noviembre, día en el que se celebra la festividad de Todos los Santos, es uno de los momentos de mayor afluencia en los cementerios de toda España. Sin embargo, lo cierto es que hay personas que trabajan los 365 días del año en contacto con la muerte. A decir verdad, algunos de ellos llevan años dedicándose a este sector. Es el caso de la Carpintería y Funeraria Pérez Becas, una empresa familiar que, pasando de padres a hijos, lleva ya cinco generaciones en activo.

En la actualidad, al frente del negocio se encuentra José Andrés Pérez Becas junto a su hermano y su hijo. Ellos están siendo los encargados de convertir y readaptar lo que fue el negocio en sus inicios, para seguir saliendo adelante en los nuevos tiempos. "Ya mi bisabuelo tenía la empresa que también es una carpintería. En aquellos años se tomaban las medidas de las personas que fallecían y por las noches fabricaban los ataúdes y los pintaban y tapizaban para al día siguiente hacer el funeral. Lo fue cogiendo mi abuelo, luego mi padre y ahora estamos en activo mi hermano, mi hijo y yo. Poco a poco nos hemos ido adaptando a las necesidades de hoy en día", explica José Andrés Pérez Becas.

Ubicada en Mallén, esta carpintería y funeraria da servicio no sólo en el municipio, sino que también actúa en localidades cercanas y en Zaragoza capital. "Nosotros cuando nos llaman, sea la hora que sea del día, nos ponemos en marcha. Procuramos acudir lo más rápido posible. Recogemos el cadáver y lo traemos al pueblo, al tanatorio que tenemos. Después se acondiciona el cuerpo e, incluso, se habla con el cura y el coro si la celebración es aquí en el pueblo", apunta.

Ofrecen servicios en Mallén, donde está ubicada, pero también en Zaragoza capital y otros municipios de la zona

Su labor pasa además por acondicionar el cadáver colocándolo en una buena posición y vistiéndole para ser entregado a la familia en las mejores condiciones posibles. Y, pese a que pueda parecer un trabajo no apto para personas muy aprensivas, esta familia reconoce que, en su caso, esto es algo que les ha venido de herencia. Eso sí, aunque trabajar con ello en el día a día les ha permitido adaptarse, eso no quita que, en determinadas situaciones, se vengan abajo.

"Yo a veces lo paso mal cuando veo a un familiar que está llorando y sufriendo. Sobre todo en el tema de la pandemia fue muy duro y muy difícil no mostrar dolor cuando veíamos a personas fallecidas sin nadie a su alrededor", reconoce.

Un programa de las fiestas de Mallén de 1949 ya recogía los servicios de esta empresa familiar