El mes de noviembre irrumpe en Zaragoza con una mañana de sol radiante que deja unas temperaturas inusuales para esta temporada del año. Algo totalmente inesperado para el día de Todos los Santos, en la que es común cargar, además de con unas bonitas flores, con ropa bien abrigada.
Tras bajar del autobús, una marabunta de personas traspasa en silencio el umbral del Cementerio de Torrero. Con paso lento pero decidido, crean un océano de colores dibujado con los ramos y ramilletes preparados para honrar a los difuntos. Poco a poco, el gentío se va dispersando por las diferentes calles del laberinto del complejo. En grupos, se aglomeran ante las lápidas. Allí, acarician y besan la imagen del difunto con una sensación agridulce: “Después de tantos años lo sobrellevas, pero es muy duro no poder verlos”, cuenta una mujer de mediana edad que ha acudido a visitar a sus padres y a su hermana.
En otro pasillo, dos hombres, un padre y un hijo, están sacando brillo a la lápida de un familiar. Sacan los claveles y los colocan en el jarrón. Se abrazan admirando su trabajo y recuerdan con pasión al difunto. Cuentan que vienen todos los años a adecentar la tumba de los abuelos y les ponen flores que llenen de color este espacio. “Este es un momento de recuerdo. Te acuerdas a diario, pero este es un día para ellos en los que les pones flores y es más especial”, explican.
También son familias enteras las que se acercan hasta el Cementerio de Torrero para visitar a sus seres queridos. “He venido con mi marido y mis hijos para visitar a todas las personas que tenemos aquí. Padres, abuelos, tíos… Hacemos como una especie de tour. Dentro de lo que cabe es un día bonito porque es una tradición que tenemos todos los años porque los vemos y los recordamos”, explica una visitante.
En ese mismo pasillo, tres mujeres charlan sobre cómo colocar las flores en la tumba de su hermana. “No somos de venir todos los meses, pero este no fallamos”, comentan. Minutos más tarde, con los arreglos terminados, se despiden de su hermana y se marchan dejando el aroma dulzón tan característico de las rosas naturales.
Según informa el Ayuntamiento de Zaragoza, por el Cementerio de Torrero han pasado este martes un total de 21.381 personas, la cifra más alta de vistas durante este puente, que alcanza las 58.855 visitas. Se estima que a lo largo de esta semana sean muchos más los que se acerquen al complejo funerario, rozando incluso a la cifra prepandemia de 2019 de 400.000 personas.
CLAVELES Y CRISANTEMOS, LOS REYES DE TODOS LOS SANTOS
El día de Todos los Santos es un momento de mucho trabajo para el sector floral. Muchos visitantes del Cementerio de Torrero explican que usan flores artificiales porque aguantan mucho mejor. No obstante, hay quien elige la flor natural para adornar los jarrones y las tumbas.
Los que optan por la opción natural, pueden adquirirla en las proximidades del cementerio, donde varios puestos ofertan diferentes arreglos florales. Uno de ellos es la Floristería Noemí, que vende tanto flores sueltas como ramos para ofrecer a los difuntos. “En estas fechas los reyes siempre han sido los claveles blancos y rojos y los crisantemos, pero también triunfan las rosas. La gente más joven sí que suele llevarse algo más vivo como gerberas o tulipanes”, explican desde la Floristería Noemí.
Todavía es pronto para hablar de cifras, pero el sector floral considera que, gracias al puente, ha habido una afluencia de gente muy grande. “Todavía creemos que está por venir el aluvión de gente, pero pensamos que habrá más que el año pasado e incluso hablamos de niveles prepandemia”, explican los floristas del Cementerio de Torrero.
