Los ladridos y los maullidos de las mascotas resuenan en Zaragoza en su día de San Antón

Animales celebrando San Antón
photo_camera Toda la población perruna y parte de la gatuna de Zaragoza ha acudido, con sus acompañantes humanos, a la Iglesia de San Pablo a recibir su bendición. Foto: Laura Trives

Una sinfonía de maullidos y ladridos ambientaban este martes la misa de la Iglesia de San Pablo. Y es que hoy, 17 de enero, es el día de San Antonio Abad, patrón de nuestros amigos peludos. Como no podía ser de otra manera, toda la población perruna y parte de la gatuna de Zaragoza ha acudido, con sus acompañantes humanos, a recibir su bendición para un año más de protección.

“Llevábamos dos años que no podíamos venir y estamos muy contentos”, contaba la dueña de Palodú, un perro adoptado que vivía su primer San Antón. También era la primera bendición de Ámbar, una perrita de 15 meses también adoptada, y de Rubi, un pequeño chihuahua de siete años. Entre ellos estaban los veteranos Simba y Tula que “vienen todos los años”, ha explicado su dueño, pero que estaban tan emocionados y nerviosos por las campanas como todos los demás.

PERROS, GATOS Y HASTA UN BURRO

Ya dentro de la iglesia se notaba la emoción de este día tan especial. Los perros eran los que más abundaban, pero entre ellos se escondían también unos cuantos gatos, bien protegidos en sus trasportines o en mochilas especiales, excepto un valiente que, bien sujeto con su arnés, se paseaba por el hombro de su humano.

San Antón ha supervisado la bendición tras la procesión

Fuera, tras la corta procesión de San Antón, todos los animales esperaban pacientemente a su bendición, incluido un burro. Algunos estaban más dispuestos que otros a recibir el agua, pero al final, todos han conseguido su año de protección gracias al santo, que ha bendecido a todas las mascotas entre gritos de “¡viva San Antón!” y “¡vivan los animales!”

Y es que todos ellos más que animales son parte de la familia. Por ello, con este bonito gesto, sus humanos han querido devolverles un poco de ese amor incondicional que les muestran todos los días. Y al final tras recibir algún premio por haberse portado tan bien delante de San Antón, los animales han estrenado su bendición con un buen paseo.