María Senovilla: “Los testimonios de torturas impactan mucho más que un bombardeo en directo”

María Senovilla en el Patio de la Infanta de Zaragoza
photo_camera La periodista pasó más de siete meses cubriendo la guerra en Ucrania | Fotos: Paula Giral

Siete meses y medio son los que María Senovilla ha pasado en Ucrania, donde ha retratado y contado el horror en todas sus versiones. Esta semana volverá a tomar un avión rumbo al país porque la vocación de esta periodista y fotógrafa tiene mucho en común con lo que más le ha sorprendido del pueblo ucraniano: su determinación, su entereza, su voluntad inquebrantable.

Los retratos de Senovilla en Ucrania han llegado a medios internacionales como New York Times o Washington Post, y en ellos intenta mostrar, precisamente, cómo esta “Segunda Guerra Mundial del siglo XXI”, como ella la define, no le está ganando el pulso a los ucranianos. Pronto se cumplirá un año desde que comenzó la invasión y, en este contexto, la reportera ha visitado Zaragoza para participar en un ciclo de conferencias organizado por Fundación Ibercaja.

Pregunta.- A punto de cumplirse un año del conflicto, ¿cómo está la situación en Ucrania?
Respuesta.- Ahora mismo se está cronificando. Cuando comenzó, todos pensamos que iba a ser rápido, se esperaban los peores pronósticos. Pero con el paso de los meses se vio que resistían y aguantaban. A finales del año pasado parecía que la mesa de negociaciones se podía plasmar con algún acuerdo que pusiera fin a todo, pero hemos entrado en 2023 con una situación completamente opuesta. Con ofensivas, contraofensivas, un incremento de las acciones bélicas…La guerra se ha concentrado ahora en los alrededores del Dombás y también en el frente sur con Jersón y Járkiv. Todo apunta a que esto se puede alargar incluso años.

Las fotografías de Senovilla han llegado a medios internacionales

P.- ¿Cómo se está viviendo la guerra desde España?
R.- Normalmente, la atención mediática de una guerra dura de uno a tres meses, pero por sorpresa con este conflicto no ha sido así. Al final está pasando en Europa, lo tenemos en casa, nos ha afectado en términos de energía, de economía y de materias primas. Así que creo que lo seguimos teniendo presente. Aunque no se hable de ello directamente, la frase “como consecuencia de la guerra de Ucrania…” siempre está ahí.

P.- ¿Es muy diferente una guerra en Europa a una en Afganistán o en África?
R.- Esta guerra es diferente a todas independientemente del continente en el que se está produciendo, porque es la primera gran guerra clásica que tenemos desde la Segunda Guerra Mundial. Es una guerra del siglo XX pero en el siglo XXI. Con carros de combate, con aviación, minas y dos bandos muy diferenciados. Los otros conflictos que yo había cubierto eran conflictos asimétricos, como casi todos los que se producen en países árabes. No tiene nada que ver.

P.- ¿Cuál ha sido la situación en la que más riesgo ha corrido?
R.- Es una guerra clásica, así que vas por la calle y empiezan a sonar las sirenas antiaéreas. En Járkiv hubo días en los que te podían bombardear 20 veces en distintos sitios de la ciudad. Podías ir por el medio de la calle y ver como caía un proyectil a 500 metros.

“En Járkiv hubo días en los que te podían bombardear 20 veces en distintos sitios de la ciudad”

María Senovilla, periodista y fotógrafa

P.- Dentro de todo ese horror, ¿ha habido algún momento bonito?
R.- Muchos. Una de las cosas maravillosas que he encontrado en Ucrania es su población, al pueblo ucraniano. Increíblemente hospitalario, luchador. He llegado a ir a casas donde acababa de caer un proyectil dos minutos antes y aún así siempre me abrían la puerta y tenían buenas palabras para mí. Es increíble y en el contexto en el que están tiene todavía más valor.

P.- Después de tantas experiencias, ¿tiene miedo cuando se enfrenta a una situación así?
R.- Si tú tienes miedo no vas a un sitio como este. Lo que hay que tener es precaución. Tienes que conocer cómo desenvolverte en un sitio donde se está produciendo un conflicto, llevar tu equipo de protección, tu chaleco, tu casco, seguir las indicaciones que te den desde los puestos militares…Tienes que tener sentido común, más que miedo.

Senovilla ha trabajado como corresponsal de guerra también en Afganistán y África

P.- Como comunicadores, ¿qué se debe o puede decir y que no?
R.- Es obvio que, en una guerra, vayas con el bando que vayas, no te van a dejar que cuentes, por ejemplo, cómo va una operación en curso, qué medios tienen en un lugar concreto o en qué punto están las armas. No puedes poner en peligro una operación militar o la vida de una persona por señalar una coordenada en el mapa. Hay cosas que no son censura, es sentido común. Ni los medios ni las autoridades ucranianas me han pedido nunca que no cuente algo.

P.- Vivir estas situaciones, ¿desensibiliza en cierto modo con respecto a la guerra?
R.- Si estás allí te das cuenta de que eso es imposible normalizarlo. Cada día hablas con gente distinta y conoces historias y dramas distintos y no se puede normalizar, no es normal. Normal es venir a España y ver que la gente tiene electricidad, que no caen bombas y que no hay sirenas antiaéreas.

Por muchas guerras que presencies, siempre se siente igual de bruto. En este segundo viaje que he hecho a partir de septiembre, he tenido la oportunidad de recorrer de principio a fin todos los territorios liberados de Járkiv y Jersón, y allí he podido recoger testimonios de torturas. He ido con víctimas a las cámaras donde eran torturados y me han contado las atrocidades que les hacían. Te diré que eso me ha impactado mucho más que ver un bombardeo en directo.