Las ruinas del monasterio trapense de Santa Susana, historia por descubrir en el Bajo Aragón

En su conjunto, este monasterio cuenta con unos 7.000 metros cuadrados a su alrededor
photo_camera En su conjunto, este monasterio cuenta con unos 7.000 metros cuadrados a su alrededor

A escasos kilómetros de Maella y siguiendo el recorrido del río Matarraña, la historia del Bajo Aragón emerge a través de las ruinas de lo que fue el monasterio trapense de Santa Susana. Su fundación se remonta al siglo VI, a manos de monjes benedictinos. Sin embargo, los capítulos de desamortizaciones, destrucción y finalmente abandono fueron haciendo mella en el que, hasta hace muy poco tiempo, era lugar de reunión y celebración en grandes festividades.

"Para Maella siempre ha sido un referente, para todos los maellanos. Tenemos muchos buenos recuerdos allí, porque hace ya muchos años se iba en romería para celebrar el lunes de Pascua con los vecinos de Fabara", explica Santiago Alesanco. Él, más allá de ser vecino del municipio, es buen conocedor de su historia y pasado. De hecho, hasta puede presumir de haber contribuido como restaurador a que en los últimos años el monasterio recupere su valor o al menos no se deteriore más de lo que está.

 ruinas del monasterio trapense de Santa Susana
La fundación de este monasterio se remonta al siglo VI, a manos de monjes benedictinos

Fue el pasado verano cuando desde el Consistorio maellano se tomó la decisión de comenzar a rehabilitar varias partes de este espacio. En un primer momento se procedió a restaurar el tejado de una nave medieval que continua en pie. Después, hace tan solo unas semanas, se ha llevado a cabo una limpieza tanto interior como exterior.

VISITAS

En su conjunto, este monasterio cuenta con unos 7.000 metros cuadrados a su alrededor. Y, aunque siempre ha sido visitado de manera libre por vecinos y turistas, su reciente puesta en valor permite ahora descubrirlo de una manera más organizada. Eso sí, con precaución porque hay partes que todavía no están restauradas y podría haber algún peligro de desprendimiento.

"Hasta ahora se entraba libremente por una puerta. Con la limpieza hemos cerrado esa puerta porque podía ser un peligro. El que quiera visitarlo entre semana debe coger la llave en el Ayuntamiento de Maella y si es en el fin de semana en el Museo Pablo Gargallo. En ambos casos les acompañaría la persona responsable de turismo o yo mismo mientras pueda", asegura Alesanco.

Lo que sí queda claro es que este histórico enclave del pasado maellano y en definitiva de toda la comarca del Bajo Aragón sigue en pie y más vivo que nunca. Y así seguirá mientras queden voces que luchen por contar lo que fue y sigue siendo en la memoria colectiva de sus gentes, a la vez que continua acaparando las miradas del interior de vehículos que en el día a día pasan por la carretera que lleva hasta su puerta.