El santoral recuerda hoy, lunes 20 de marzo, a San Juan Nepomuceno, sacerdote y mártir de Praga a finales del siglo XIV. Humilde sacerdote y predicador de la corte del rey Wenceslao IV, se opuso firmemente, pagando con su vida, a las abusivas pretensiones del monarca que violaban el carácter sagrado de la Confesión y la libertad de la Iglesia.
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Otro de los santos de este lunes es el abad San Juan. Originario de Spoleto, Umbría, vivió en el siglo VI y se convirtió en abad de la abadía de San Esteban de Parrano, cerca de Nocera Umbra. Allí instruyó a muchos jóvenes monjes en la devoción particular a Dios Padre, por medio del silencio contemplativo y de una oración muy afectiva.
El 20 de marzo se celebra, además, la fiesta de otros santos, entre ellos San Herberto, San Wulfram y San Cuthberto. San Herberto fue un monje que vivió en el siglo VII y fue conocido por su piedad y devoción a Dios. San Wulfram fue un misionero que llevó el cristianismo a los habitantes de Northumbria en el siglo VII. Por otro lado, San Cuthbert fue un obispo y ermitaño que vivió en los siglos VII y VIII y era conocido por sus milagros y habilidades curativas.
¿POR QUÉ SE CELEBRAN LOS SANTOS?
La celebración de la onomástica es una forma de reconocer y honrar sus logros espirituales y de buscar su guía e inspiración en nuestras propias vidas. Los santos son venerados como líderes espirituales o figuras que han alcanzado un alto nivel de santidad y han vivido su vida al servicio de Dios o de una religión concreta.
Muchos santos tienen un día especial dedicado a ellos, que celebran los fieles de todo el mundo. Para ello, en cada cultura se celebran diferentes ceremonias religiosas, leyendo sus enseñanzas o visitando lugares sagrados asociados a ellos.