El santoral católico recuerda hoy, miércoles 3 de mayo, a San Felipe y a San Santiago “el menor”, dos de los doce apóstoles de Jesús de Nazaret. San Felipe nació en Betsaida, una ciudad ubicada en la región de Galilea. Se le conocía popularmente como "Felipe el Galileo". Antes de unirse al grupo de discípulos de Jesús, Felipe era seguidor de Juan el Bautista.
Según los evangelios, Felipe fue el primero en unirse al grupo de Jesús de Nazaret. A lo largo de su vida, Felipe se dedicó a predicar el evangelio y realizar milagros en nombre de Jesús. Algunos de estos milagros fueron la curación de enfermos y la multiplicación de panes y peces. Según la tradición cristiana, Felipe murió como mártir en Hierápolis, en la actual Turquía, donde lo crucificaron de cabeza y lo enterraron en una tumba que se convirtió en lugar de peregrinación.
Por su parte, San Santiago “el menor”, era pescador de profesión. Junto con su hermano y Pedro, formó parte del círculo más cercano de Jesús. Fue testigo de importantes momentos en la vida de Jesús, como la Transfiguración y la agonía en el Huerto de Getsemaní.
Después de la muerte de Jesús, Santiago se convirtió en un misionero y viajó a España para predicar el Evangelio. Fue durante su estancia en España que se cree que se le apareció la Virgen María, lo que llevó a la construcción del Santuario de Nuestra Señora del Pilar en Zaragoza. Regresó a Jerusalén en el año 44 d.C., donde recibió matirio por orden del rey Herodes Agripa.
El santoral de este 2 de mayo honra también a los mártires San Evenzio, San Alejandro y San Teódulo. Los ejecutaron juntos en la Via Nomentana en Roma durante la persecución del emperador Valeriano en el siglo III. San Evenzio y San Alejandro eran soldados romanos y se convirtieron al cristianismo después de conocer al obispo de Roma, San Cayo. San Teódulo, por su parte, era un ciudadano romano y también se convirtió al cristianismo.
Los tres hombres se negaron a renunciar a su fe cristiana y por ello, los sometieron a terribles torturas, como golpes con mazos, quemaduras con antorchas y con aceite hirviendo. Sin embargo, ninguno de ellos renunció a su fe y finalmente, los ejecutaron en la Via Nomentana. Su martirio inspiró a muchos cristianos a perseverar en su fe y su memoria sigue siendo honrada por la iglesia católica.
¿POR QUÉ SE CELEBRAN LOS SANTOS?
La onomástica es una forma de reconocer y honrar sus logros espirituales y de buscar su guía e inspiración en nuestras propias vidas. Se venera a los santos como líderes espirituales o figuras que han alcanzado un alto nivel de santidad y han vivido su vida al servicio de Dios o de una religión concreta.
Muchos santos tienen un día especial dedicado a ellos, que celebran los fieles de todo el mundo. Para ello, en cada cultura se celebran diferentes ceremonias religiosas, leyendo sus enseñanzas o visitando lugares sagrados asociados a ellos.
