El santoral católico recuerda hoy, jueves 11 de mayo, a San Mayolo de Cluny, un sacerdote y abad francés. Nació en el año 910 en Avignon, Francia. A la edad de 20 años, ingresó en el monasterio de Cluny, en el que se había establecido recientemente una reforma monástica basada en la regla de San Benito. Mayolo destacó por su fervor religioso y su habilidad en la organización monástica, lo que lo llevó a ser nombrado como prior de la abadía en el año 954.
En el año 965, fue elegido como abad de Cluny, una posición que mantuvo hasta su muerte en el año 994. Durante su tiempo como abad, Mayolo se dedicó a consolidar la reforma monástica en su comunidad y a extenderla a otros monasterios en Francia. También fue un defensor de la autonomía monástica y se opuso a la interferencia de los poderosos en los asuntos monásticos. Además, es considerado uno de los grandes abades de la Edad Media y su legado en Cluny se extendió durante siglos, convirtiéndose en uno de los principales centros monásticos y culturales de Europa. Finalmente, en 1074, fue canonizado por el Papa Gregorio VII.
El santoral de este 11 de mayo también honra al mártir San Antonio. Fue descubierto, arrestado y martirizado por haber convertido a un sacerdote del Dios pagano Silvano y haber destruido un simulacro de esta deidad. Se escondía en una villa a lo largo de la Vía Salaria en Roma. Tras ser martirizado, fue enterrado en el lugar donde solía rezar.
¿POR QUÉ SE CELEBRAN LOS SANTOS?
La onomástica es una forma de reconocer y honrar sus logros espirituales y de buscar su guía e inspiración en nuestras propias vidas. Se venera a los santos como líderes espirituales o figuras que han alcanzado un alto nivel de santidad y han vivido su vida al servicio de Dios o de una religión concreta.
Muchos santos tienen un día especial dedicado a ellos, que celebran los fieles de todo el mundo. Para ello, en cada cultura se celebran diferentes ceremonias religiosas, leyendo sus enseñanzas o visitando lugares sagrados asociados a ellos.
