El santoral católico recuerda hoy, martes 30 de mayo, a Santa Juana de Arco, una de las figuras más icónicas de la historia francesa. Nacida en 1412 en Domrémy, Juana era hija de un granjero y creció en un pueblo humilde. Se la conoce por su papel en la Guerra de los Cien Años, donde lideró al ejército francés a varias victorias contra los ingleses.
Juana era apenas una adolescente cuando escuchó por primera vez la voz de Dios llamándola a salvar a Francia de sus enemigos. Ella creía que había sido elegida por Dios para liderar al ejército francés hacia la victoria y devolver la corona francesa a su legítimo heredero.
A pesar de su falta de entrenamiento militar, Juana fue capaz de inspirar a las tropas francesas con su coraje y determinación. Los llevó a la victoria en varias batallas, incluyendo el Asedio de Orléans, donde rompió el asedio y permitió a los franceses recuperar la ciudad. Sin embargo, el éxito de Juana fue de corta duración y finalmente fue capturada por los ingleses y vendida al mejor postor. Tras su captura, la juzgaron por herejía y brujería y finalmente, la sentenciaron a muerte y la quemaron en la hoguera.
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La valentía y el liderazgo de Juana continúan inspirando a personas de todo el mundo. Ha sido reconocida como un símbolo de resistencia y liberación y ha sido inmortalizada en la literatura, el cine y el arte. Su historia es un testimonio del poder de la fe y la convicción y la capacidad de una persona para marcar la diferencia en el mundo.
SAN FERNANDO, REY DE CASTILLA
Este 30 de mayo, el santoral católico también venera como santo al Rey Fernando III de Castilla, también conocido como San Fernando. Nacido en 1199 en Burgos, San Fernando fue el hijo del rey Alfonso IX de León y de la reina Berenguela de Castilla. Después de la muerte de su padre, San Fernando se convirtió en el rey de Castilla en 1217 y trabajó duro para unificar el reino y expandir sus territorios hasta su muerte en 1252.
Durante su reinado, San Fernando lideró la reconquista de muchos territorios que habían sido ocupados por los musulmanes, incluyendo Sevilla, Córdoba y Jaén. También fundó varias ciudades, construyó iglesias y castillos, y promovió la cultura y la educación en su reino. San Fernando fue un rey piadoso y devoto, y la Iglesia Católica lo canonizó en 1671.
A pesar de su papel como un líder militar exitoso, también se conocía a San Fernando por su humildad y su compasión hacia los menos afortunados. Se dice que solía llevar a cabo actos de caridad y que se preocupaba profundamente por el bienestar de sus súbditos.
Hoy en día, se recuerda a San Fernando como un santo y un héroe nacional en España. Su legado como líder militar y como un hombre bueno y piadoso sigue inspirando a la gente de todo el mundo. San Fernando es un ejemplo de cómo la bondad, la compasión y la dedicación pueden ser tan importantes como la fuerza y el poder en la creación de un mundo mejor.
¿POR QUÉ SE CELEBRAN LOS SANTOS?
La onomástica es una forma de reconocer y honrar sus logros espirituales y de buscar su guía e inspiración en nuestras propias vidas. Se venera a los santos como líderes espirituales o figuras que han alcanzado un alto nivel de santidad y han vivido su vida al servicio de Dios o de una religión concreta.
Muchos santos tienen un día especial dedicado a ellos, que celebran los fieles de todo el mundo. Para ello, en cada cultura se celebran diferentes ceremonias religiosas, leyendo sus enseñanzas o visitando lugares sagrados asociados a ellos.