La capital aragonesa regresa durante este fin de semana al siglo XI con el Mercado de las Tres Culturas. Numeros zaragozanos se han reunido este sábado en los alrededores de la plaza del Pilar y de la Seo, epicentro de la conquista de Alfonso I El Batallador, quien convirtió la cuidad en una convivencia entre judíos, musulmanes y cristianos.
En la vigésima edición de este mercado medieval – convertido ya en una demanda de la población aragonesa – los grandes reclamos están siendo los talleres artesanales (de aceites esenciales, elaboración de cerveza, soplado de vidrio y joyería esmaltada al fuego) y las visitas guiadas a la Judería y a la Morería de Zaragoza, a cargo de las Asociaciones Sefardad Aragón y Argelinos en Aragón.
Durante esta mañana Alfonso I el Batallador y Doña Urraca han desfilado por la ciudad y los Titiriteros de Binéfar han dado su toque musical. Los más curiosos han asistido a charlas sobre armas y armaduras y demostraciones de forja y talleres artesanales, entre otras actividades. Así, Zaragoza ha vuelto a cumplir su objetivo: recordar el pasado judío, musulmán y cristiano de la ciudad y hermanarse durante estos tres días con las más de 200 actividades culturales y los 147 puestos que se han organizado.
Los actos comenzaron este pasado viernes con el desfile de apertura y, tras él, se han dado cita diferentes compañías teatrales que han traído la tradicional música aragonesa o instrumentos musulmanes con gran historia. El domingo se cerrará el Mercado de las Tres Culturas con un espectáculo de lucha y danzas orientales.
El Mercado de las Tres Culturas está situado en el entorno de la plaza del Pilar, la plaza trasera de La Lonja, la plaza de La Seo, la plaza de San Bruno, la calle Palafox, el Arco del Deán, el puente de Piedra y el Balcón de San Lázaro. Está dividido en dos zonas: una de ellas es el Campamento de las Tres Culturas, ambientado por las cultura cristiana, árabe y judía, que se ubica en la plaza del Pilar. Allí se desarrollan luchas de caballeros y talleres de la vida de la época, mientras que las Guerras de catapultas y tirachinas gigantes con globos de agua o globoflexia están siendo algunas de las actividades que se realizan en la otra zona permanente, la aldea medieval no guerrera ubicada en la plaza trasera de La Lonja.