El santoral católico recuerda hoy martes 20 de junio a San Silverio, un papa y mártir que vivió en el siglo VI. Nacido en Italia, Silverio fue elegido como el 58º Papa de la Iglesia Católica en el año 536. Durante su papado, enfrentó desafíos políticos y religiosos, especialmente en relación con el conflicto entre el emperador Justiniano y el patriarca de Constantinopla. A pesar de las presiones y amenazas, San Silverio se mantuvo firme en la defensa de la fe y la unidad de la Iglesia.
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Sin embargo, su papado fue corto y tumultuoso. Fue depuesto y exiliado por el emperador Justiniano debido a su negativa a aprobar un decreto que condenaba a otro papa, Vigilio. Aunque destituido de su cargo y confinado en la isla de Palmaria, San Silverio nunca renunció a su fe y mantuvo su postura de fidelidad a la Iglesia. Finalmente, murió como mártir en el año 537, tras ser sometido a torturas y maltratos. San Silverio es recordado como un ejemplo de valentía y sacrificio por su compromiso inquebrantable con la verdad y la fe católica.
¿POR QUÉ SE CELEBRAN LOS SANTOS?
La onomástica es una forma de reconocer y honrar sus logros espirituales y de buscar su guía e inspiración en nuestras propias vidas. Se venera a los santos como líderes espirituales o figuras que han alcanzado un alto nivel de santidad y han vivido su vida al servicio de Dios o de una religión concreta.
Muchos santos tienen un día especial dedicado a ellos, que celebran los fieles de todo el mundo. Para ello, en cada cultura se celebran diferentes ceremonias religiosas, leyendo sus enseñanzas o visitando lugares sagrados asociados a ellos.