Tortilla
Los clientes deben abstenerse de consumir el producto y devolverlo para recuperar el importe. Foto: Grupo Palacios

El Grupo Palacios ha decidido, «voluntariamente y por precaución», retirar de los puntos de venta su tortilla de patatas envasada fresca al plato, así como detener temporalmente su fabricación, al asociarse este producto a los casos de botulismo confirmados en los últimos días. Así lo ha confirmado la empresa en un comunicado, donde hace un llamamiento a que, los clientes que hayan adquirido este producto se abstengan de consumirlo y procedan a su devolución al punto de venta en el que lo compraron, donde se les devolverá el dinero.

Las principales cadenas de distribución de esta tortilla de patata son Palacios, Chef Select, Auchan, Eroski, Unide, Consum, Dia, Ametller, Condis, El Corte Ingés, Carrefour, Alipende, Grupo IFA y Rikissimo. Desde la empresa aseguran que, hasta el momento, «no se ha podido establecer una evidencia, ni en los productos ni en los procesos, que relacionen causa efecto» con respecto a Palacios como fabricante del producto, como aseguraba el martes en una nota informativa la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan).

CASOS CONFIRMADOS DE BOTULISMO

La Agencia advirtió de cuatro casos confirmados de botulismo y dos probables con un “vínculo común de consumo en los días previos de tortilla de patata envasada adquirida en diferentes supermercados”. Por ello, se está investigando la “posibilidad” de que exista “algún producto en el mercado que no sea seguro o si existen desviaciones en los procesos de producción, distribución, almacenamiento o transporte que justifiquen la existencia de ese riesgo.

Palacios ha incidido en que «la empresa ha adoptado todas las medidas necesarias para detectar una posible causa» y que «las instalaciones han sido ya inspeccionadas en cuatro ocasiones por las autoridades sanitarias con resultado favorable». Alegan que «la seguridad alimentaria es prioritaria, y a este respecto, de manera regular lleva a cabo análisis de control de presencia de Clostridium botulinum y de toxina botulínica».

Unos análisis que «forman parte de los autocontroles que se realizan en la empresa para reforzar la seguridad de sus productos, sin que en ningún caso se haya detectado el patógeno, ni sus toxinas, en ninguno de los productos».

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