Si Barbie hubiese podido seguir descubriendo mundo cuando aterrizó en Los Ángeles, uno de sus destinos elegidos podría haber sido la ciudad de Zaragoza. La llegada de la muñeca más famosa del mundo en su avión privado rosa al aeropuerto y su entrada triunfal en la ciudad en su tan característico coche hubiera sido un acontecimiento agolpando a los medios y a miles de fans esperando su llegada. El estilismo elegido podrían haber sido los ya aclamados pantalones de campana rosa con el chaleco a juego, aunque sería más recomendado algo más fresco para poder sobrellevar las altas temperaturas zaragozanas.

UN DESAYUNO ROSA EN LE COCO CAFÉ
Después de cruzar el espacio, el mar, el campo en bicicleta, acampar en una autocaravana y finalmente aterrizar en el aeropuerto de Zaragoza, Barbie necesitaría un buen desayuno para coger fuerzas y como no podía ser de otra manera, uno que fuera rosa. Aunque no se le da muy bien la hora de la comida, no se podría resistir a las tartas de Le Coco Café. Un sofá rosa en el que tomarse una tarta sobre un plato del mismo color y acompañado de un refrescante batido de fresa le haría sentir como en casa.
Sin duda, este local zaragozano parece sacado de la película y podría ser perfecto para una reunión urgente de «barbies» o para preparar un desayuno o merienda únicamente de chicas donde lo que no faltarían son las cosas rosas.

DE COMPRAS POR EL CENTRO DE LA CIUDAD
Una vez recuperada y con las fuerzas necesarias para afrontar una calurosa jornada veraniega en la capital aragonesa, seguro que Barbie tendría muchas ganas de ir de compras. Una de las tiendas que llamaría su atención sería Miniso. Ubicada en calle Alfonso, la más emblemática de la ciudad, Barbie podría hacerse con una cantimplora rosa con la que mantenerse hidratada, un peine para mantener su melena rubia, unos auriculares rosas para poder escuchar a Dua Lipa a todo volumen, una práctica mochila para su viaje o un peluche que le acompañase en su aventura.
Algunas tiendas de segunda mano como Blue Velvet serían ideales para seguir ampliando su armario con un nuevo y colorido vestido a juego con unas sandalias que seguro le serían de gran utilidad para afrontar el cálido tiempo de la ciudad.

HORA DE LA COMIDA EN MISS SUSHI
Su elección para la comida posiblemente sería Mish Sushi. Este restaurante de comida japonesa cumple uno de los requisitos que se habría ganado a la muñeca: su estética rosa. La decoración del local es toda de ese color y recuerda bastante a la casa de Barbie. Allí disfrutaría de algunos deliciosos platos como la tempura de gambón salvaje, las gyozas, el tataki de salmón, los yakisobas vegetales y su gran éxito, las piezas de sushi.
No sabemos si la rubia más famosa del mundo se guiaría por la estética a la hora de elegir los platos aunque seguro que disfrutaría de la comida al más puro estilo Barbie de toda la ciudad de Zaragoza.
UN REFRESCANTE HELADO EN TORTOSA
Las primeras horas de la tarde en Zaragoza pueden ser muy duras en cuanto al calor se refiere. Después de un agradable paseo por la Basílica del Pilar y la ribera del Ebro podría seguir su camino por la emblemática calle Don Jaime. Allí se encontraría con Helados Tortosa y no sería capaz de resistirse a un delicioso helado de fresa con nata. Aunque el abanico donde elegir es muy amplio ya que en esta heladería hay opciones para los más golosos como la Nutella o el Ferrero Rocher pero también de lo más refrescante como el limón, el mango o la fruta de la pasión.

Además, podría recuperar fuerzas en uno de sus sofás junto a unos letreros de luces Led en los que se puede leer que los helados de Tortosa “son altamente adictivos”. Aunque en este local zaragozano no faltan los batidos y smoothies, también los hay rosas, con los que Barbie podría refrescarse y culminar su día en la ciudad.
PATINAR POR EL PARQUE GRANDE CON UN MAGNÍFICO ATARDECER
Sus últimas horas en Zaragoza las haría subida en sus ya míticos patines y gracias al carril bici que recorre todo Gran Vía podría llegar hasta el Parque Grande para despedir la ciudad con un precioso atardecer desde lo alto del Batallador. Dejando a un lado sus patines, podría subir la escalinata blanca y desde el mirador contemplaría un montón de colores anaranjados que se unirían para despedir la visita más extraordinaria que ha recibido Zaragoza. Entre la paleta de colores de ese atardecer se colaría un pequeño destello rosa que le llevaría de vuelta a Barbieland y en el mundo real, se quedarían con un único mensaje: a veces, la magia, existe de verdad.