Para muchos era la primera vez que salían del Hospital Militar de Zaragoza por ocio. Sí que lo han hecho para acudir a citas médicas. Y es que estos 16 militares ucranianos heridos de guerra han requerido -y siguen necesitando- múltiples operaciones: desde cirugías en lesiones por ondas explosivas hasta reconstrucciones maxilofaciales e intervenciones oftalmológicas. Esta tarde, los tanques de agua del acuario de Zaragoza les ha dado un respiro.
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Oleg y Yuliia se casaron en Ucrania una semana antes de venir a la capital aragonesa el pasado 4 de julio. Él perdió la vista completamente en el campo de batalla, pero con todo se ha mostrado optimista: “Todo saldrá bien. La gente aquí es muy amable y esperamos tener un buen resultado”, ha explicado Alina, su traductora.
Algunos llevan un año en Zaragoza, otros, tan sólo un par de meses. Pero todos han necesitado ayuda de los profesionales del Hospital Militar y del Miguel Servet. En el primero de ellos han atendido a 64 militares ucranianos. Los ven psiquiatras, psicólogos y traumatólogos y también hacen rehabilitaciones exhaustivas. “Requieren de mínimo nueve especialistas cada uno”, ha comentado el director del Hospital Militar, el general Lara. “Están aquí con una máxima preocupación: la familia que tienen en la guerra, bajo las bombas del invasor ruso”, ha apuntado Lara.
Por su parte, la jefa de psiquiatría, la teniente coronel Gámez, ha señalado que estas actividades -que se organizan en colaboración con la asociación A.U.R.A.- suponen una “gran ventana de ventilación emocional”. En definitiva, se trata de un espacio que les permite tener la sensación de que “todo sigue adelante en la vida”, ha concluido. Desde Salud Mental, los incluyen en un protocolo desde su llegada para acompañarles en todo el proceso mientras se recuperan de sus lesiones físicas.