camping El Roble
El camping El Roble de Valderrobres teletransporta a sus visitantes a otros países a través de sus tiendas de campaña del mundo

El aroma a pino arrastrado por la brisa mañanera se cuela entre los sueños. Al abrir los ojos, las estancias de un tipi indio dan los buenos días a una jornada llena de aventuras y emociones. Y es que, aunque parezca que el sol sale desde un punto remoto del mundo, lo cierto es que el día comienza desde el corazón del Matarraña. Entre naturaleza, ríos y montañas, el camping El Roble de Valderrobres teletransporta a sus visitantes a otros países a través de sus tiendas de campaña del mundo.

Se trata de una experiencia turística de lujo, también conocida como glamping, dirigida por el valderrobrense Carlos Arrufat desde hace ocho años. “Mis padres tenían una finca que estaban explotando como granja y campo de cultivo, pero yo no quise seguir con esta opción. Como el Matarraña se estaba volviendo cada vez más turístico, decidimos invertir y reconvertir esta finca por su buena ubicación y porque no había ningún camping en Valderrobres”.

camping El Roble
Carlos Arrufat reconvirtió una finca familiar en un camping de lujo en el Matarraña

Uno de los retos era marcar la diferencia entre el resto de alojamientos del Matarraña era algo complicado, pero Carlos apostó por la creatividad e incorporó una tienda de indios para probar suerte: “Pronto me di cuenta de que me llamaban más por la tienda de los indios que por los bungalows. Tengo mucha competencia, pero en tiendas no”. Desde entonces, el camping ha ido incorporando nuevas estancias y actualmente cuenta con siete tiendas indias, tres yurtas de Mongolia y cuatro jaimas del desierto.

Actualmente, el camping cuenta con una capacidad de alojamiento para 200 personas y, además, cuenta con una piscina, una brasería, un comedor social, wifi, aseos, área de autocaravanas, lavandería y fregaderos, entre otros servicios. “Alrededor del 80% de nuestro público es familiar, los niños se sienten muy atraídos por las tiendas del mundo, sobre todo por los tipis. Luego también vienen parejas jóvenes, amigos… pero generalmente nuestro público es familiar”, indica el gerente.

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UNA EXPERIENCIA TURÍSTICA PARA RECORRER EL MATARRAÑA

El trabajo intenso y una pizca de suerte llevaron al camping El Roble a colocarse entre las 25 Mejores Experiencias Turísticas de Aragón en 2019, por lo que, el Gobierno de Aragón llevó a Carlos Arrufat por diferentes ferias nacionales e internacionales para dar a conocer los encantos de la famosa Toscana española.

Desde entonces, miles de personas han pasado por el camping en busca de una experiencia que ofrezca actividades con diversión asegurada. “Estamos a 20 min del embalse de Pena donde están los kayaks, hidropedales, el padel sufr… Tenemos la vía verde a 15 minutos, tenemos el Barranco de Canaletes, donde se hace barranquismo. La tirolina de Fuentespalda que la teníamos a 10 minutos, pero ahora está cerrada. Esperamos que en breves esté otra vez activa”, explica el gerente.

lago camping El Roble
La ubicación del Camping es perfecta para disfrutar de las experiencias turísticas que ofrece el territorio

Esto hace que sea posible disfrutar de todas las actividades que ofrece el territorio, como los deportes acuáticos, las rutas senderistas, descubrir los deliciosos productos de su tierra, sus gentes y su gastronomía tradicional. “Lo que más nos identifica, además de las tiendas glamping, es nuestra ubicación. Estamos en el centro, Valderrobres es la capital del Matarraña, tiene muchos servicios y en tan solo 15 minutos te puedes trasladar a cualquier punto de esta comarca”.

“AQUÍ NO HAY MUCHAS OPCIONES DE TRABAJO, HAY QUE INVENTÁRSELAS”

Aunque El Roble ya es uno de los campings de renombre en Aragón, no todo ha sido un camino de rosas. Una de las dificultades a las que Carlos sigue haciendo frente es la falta de internet, ya que “hasta el momento no llega cobertura telefónica”. A pesar de las adversidades, Carlos grita a los cuatro vientos lo orgulloso que está de ser de Valderrobres y que “no lo cambiaría por ir a la ciudad”. No obstante, asume que las posibilidades son limitadas: “Aquí no hay muchas opciones de trabajo, hay que inventárselas”, explica.

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