La escapada más romántica desde Zaragoza: qué ver en París en tres días

La conocida mundialmente como ciudad del amor es, sin duda, uno de los destinos que más turistas atrae a lo largo del año (más de 30 millones) y la conexión con Zaragoza es cada vez más ágil, gracias a los dos vuelos semanales que hasta el próximo mes de octubre serán los lunes y los viernes. Además de por su encanto, es una ciudad ideal para una escapada de fin de semana. Ya sea en pareja, en familia, con amigos o, incluso solo, París siempre tiene ese brillo especial.

La única compañía que realiza actualmente la conexión entre Zaragoza y París es Ryanair. El vuelo desde Zaragoza dura una hora y cuarenta y cinco minutos y el de los lunes sale a las 20.10 horas y el de de los viernes a las 20.20 horas. Es importante tener en cuenta que la llegada de este vuelo es al aeropuerto de París Beauvais, que se encuentra a unos 80 kilómetros de la capital francesa. La mejor opción para llegar al centro de la ciudad es con un bus que se coge en la parada que tiene entre las terminales 1 y 2 y su trayecto tiene una duración aproximada de una hora y cuarto.

Estos autobuses están sincronizados con la llegada de los aviones por lo que siempre habrá uno poco después del aterrizaje. El precio es de 18 euros si lo compras en ese momento y 16,90 si lo compras previamente por Internet. Los niños de entre 4 y 11 años pagan 9,90 euros. La otra opción es el tren, menos recomendable salvo que tu alojamiento esté en la Gare du Nord, estación a la que llega el tren en París.

En apenas tres días, es posible visitar algunos de los principales atractivos turísticos del lugar más visitado del mundo

La Torre Eiffel, el Museo del Louvre, la Catedral de Notre Dame, el Arco del Triunfo, los Campos Elíseos y hasta una visita a Disneyland son solo algunos de los principales atractivos turísticos que esconde la vecina ciudad francesa. En apenas tres días, es posible visitar algunos de los principales atractivos turísticos del lugar más visitado del mundo.

PRIMER DÍA EN PARÍS

El primer día en la ciudad del amor comienza de buena mañana en el museo del Louvre, el lugar en el que se encuentra la Mona Lisa de Leonardo da Vinci, aunque es mucho más el valor artístico que se encuentra en su interior. A modo de recomendación, todos los museos nacionales de Francia ofrecen entrada gratuita para los ciudadanos de la Unión Europea menores de 26 años. Después de la visita al Louvre, las siguientes atracciones a visitar son en primer lugar el jardín de Tuilleries y la plaza de la Concordia.

En el museo del Louvre se encuentra la Mona Lisa de Leonardo da Vinci

Además, se puede aprovechar el medio día para recorrer los Campos Elíseos, una gran avenida llena de lujosas tiendas que te llevará hasta el Arco del Triunfo en el que, al igual que ocurría en el Louvre, la entrada es también gratuita para los menores de 26 años siempre que presentes el carnet de identidad o el carnet joven.

El Moulin Rouge es una parada obligatoria en el barrio de Montmatre

La última parada en este intenso primer día es el bohemio barrio de Montmartre, una joya parisina en la que se encuentran lugares tan emblemáticos como el Moulin Rouge, donde es muy recomendable reservar un espectáculo de Cabaret. En este barrio también está el famoso muro de los Te quiero y la última parada dentro del barrio es la Basílica del Sacré- Coueur, uno de los mejores sitios desde el que disfrutar del atardecer en París. Muy cerca de allí merece especial atención la place du Tertre conocida como plaza de los artistas en la que se reúnen gran cantidad de artistas a pintar y retratar a los turistas y viandantes.

La última parada dentro del barrio es la Basílica del Sacré- Coueur

SEGUNDO DÍA EN PARÍS

Posiblemente sea uno de los emblemas más reconocidos en el mundo y la Torre Eiffel es la primera parada en este segundo día por París. Para evitar colas, se pueden comprar las entradas en la web o, en caso de tener el pase París, ya incluye esta atracción. Justo debajo se encuentra el Campo de Marte, ideal para tumbarse con unas cervezas mientras se contempla la impresionante Torre Eiffel. La última vista desde la que contemplar este monumento es desde el Trocadero, uno de los barrios más elegantes y exclusivos de París.

La última vista desde la que contemplar este monumento es desde el Trocadero, uno de los barrios más elegantes y exclusivos de París

Durante la tarde del segundo día merece la pena visitar la Catedral de Notre Dame y justo al lado hacer una visita al barrio latino. Allí hay algunos atractivos de lo más curiosos como la librería de Sahkespeare y es, además, un lugar ideal en el que perderse entre sus calles y comer de manera asequible.

Otro atractivo turístico es la Catedral de Notre Dame

La otra visita para la tarde es la Sainte Chapelle, un templo gótico que fue construido por el rey San Luis para guardar la Corona de Espinas de Cristo. Con la caída del sol y para reponer fuerzas después de un intenso día, una de las opciones más románticas y recomendadas es realizar un crucero por el río Sena.

TERCER DÍA EN PARÍS

El tercer día se puede utilizar para visitar Versalles

Son muchos los lugares que visitar en París y seguramente ni en una semana se podrían visitar todos, así que el tercer día se puede utilizar para visitar Versalles. Para llegar hasta allí, se debe tomar un tren desde cualquiera de las estaciones que tarda unos 40 minutos y el billete de ida y vuelta cuesta unos 7,30 euros. Otra opción, en caso de que el palacio de Versalles no resulte especialmente atractivo, es pasar la mañana paseando en los jardines de Luxemburgo y terminar visitando el Panteón.

Tras visitar el palacio de Versalles se puede pasear por los jardines de Luxemburgo

Durante la tarde, una buena opción puede ser visitar el Museo de Pompidou o el Museo D´Orsay. Si da la casualidad de que es el primer domingo del mes el museo es gratis para todos. La segunda opción es visitar y recorrer las lujosas Galerías Lafayette. Tu estancia en París la puedes terminar en la plaza de los Vosgos, la más antigua de la ciudad y visitando la plaza de la Bastilla, una zona en la que hay gran cantidad de restaurantes en los que degustar una verdadera crepe francesa y llevar a casa de recuerdo una cajita de macarrons.

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