No hay que olvidarse de que cuando no los miras, los juguetes cobran vida y sienten una mezcla de tristeza y melancolía cuando sus propietarios crecen y ya no juegan con ellos, o eso contaba la mítica Toy Story. Muñecas, balones de fútbol, piezas de construcción, puzzles, coches e incluso libros son algunos de los juguetes que pueden obtener una segunda vida con un nuevo pequeño dueño que los vaya a disfrutar gracias al Rastro de Juguetes.
Bajo el lema “El hambre tiene solución”, la vigésimo quinta edición del Rastro de Juguetes intenta sensibilizar y animar a los ciudadanos aragoneses a donar estos objetos para posteriormente repararlos y poder venderlos a beneficio de la ONG Oxfam Intermón. Familias, colegios, empresas y asociaciones podrán seguir donando juguetes hasta el 6 de noviembre en las oficinas de Correos o hasta el 15 de noviembre en el Centro Cívico del barrio Oliver.

UNA FÁBRICA DE JUGUETES
Entre pasillos llenos de cajas con juguetes hasta los topes trabajan más de un centenar de voluntarios que se encargan, al igual que los duendes de Papá Noel, de dejar los juguetes en perfecto estado a tiempo para la navidad y para que las familias puedan comprarlos los días 7, 8, 9 y 10 de diciembre en el Centro Cívico del barrio Oliver.
Una vez llegan los juguetes al Centro Cívico, los voluntarios se encargan de realizar la magia a través de un largo proceso. Primero, los clasifican según el tipo de juguete del que se trata y atendiendo también al rango de edad. Luego los voluntarios que se dedican a esa sección de juguetes los limpian con alcohol perfumado, comprueban que funcionan (en caso de que lleve pilas) o los reparan y una vez están “como si hubieran salido de la tienda” los dejan en la caja que les corresponde.

Entre los balbuceos de un “bebé llorón” trabaja María Fernanda Martín, voluntaria del rastro y de Oxfam desde hace 20 años. La encargada de la mesa de fantasía ha estado casi 20 minutos peleándose con los tornillos del juguete para comprobar que funcionara.
“Es incalculable el tiempo que dedicamos, son tres horas en este espacio, pero se pueden multiplicar por cinco o diez”, ha comentado Luna Clavero, quien lleva siendo voluntaria del rastro 15 años. Algunos de ellos se llevan juguetes a casa, como las muñecas, para poder lavarlas, peinarlas y coserles, limpiarles y plancharles la ropa que llevan, ha explicado.
Clavero ha contado que se trata de un trabajo desconocido que empieza muchos meses antes de la gran cita porque tienen que conseguir un espacio de trabajo, contactar con colegios y empresas para que ayuden en la donación de juguetes y hablar con Correos para poder seguir colaborando año tras año en la recogida.

Entre tantas cajas y mesas con peluches, libros, bebés, figuritas y juegos de mesa, hay una estantería un tanto peculiar llamada “el hospital de los juguetes”. La voluntaria explica que allí es donde se colocan aquellos juegos que están incompletos a la espera de que lleguen otros iguales que puedan suplir lo que falta: “Aunque es una labor muy ardua, es muy satisfactorio poder completar un juguete”. Las piezas, cuenta, se van guardando durante años con la esperanza de que puedan completarse en próximas ediciones.
Ya han conseguido 15.000 juguetes donados gracias a las familias y colegios zaragozanos. Después de tantos años y entre tantos objetos, Clavero ha contado que se han encontrado algunos curiosos como palos de golf o una jaula para conejos, pero hasta estos consiguen un nuevo destinatario. Y los que no se venden los regalan a distintas entidades “para que todos los juguetes tengan una segunda vida”.

Para los voluntarios es más que una actividad solidaria con vistas a la navidad y es que también sirve de excusa para reunir a sus seres queridos. La gran familia de voluntarios que crea el rastro está compuesta realmente por pequeñas familias. La voluntaria Sandra García ha contado que viene con su hija, su yerno y su nieto para pasar tiempo con ellos. Pero no es la única, María Fernanda Martín acude con su marido y su hermana para poder volver a su infancia durante una horas.
UN GESTO SOLIDARIO CONTRA LA CRISIS ALIMENTARIA
Este año toda la recaudación del Rastro de Juguetes irá destinada a la lucha contra la grave crisis alimentaria que viven 31 millones de personas en el Cuerno de África, especialmente en Somalia, Kenia, Etiopía y Sudan del Sur, donde desde hace décadas que actúa Oxfam Intermón.

“Con un gesto tan fácil como donar un juguete estamos ayudando a una campaña de emergencia y es un pequeño grano de arena desde un lugar insospechado del planeta. Es muy gratificante pensar que puedes ayudar a otras personas con horas de reciclado de juguetes”, ha manifestado Luna Clavero.
Aunque el principal objetivo es recaudar dinero para paliar el hambre, se intenta concienciar a niños y a padres de que desprenderse de lo que ya no usan puede significar la alegría de otro niño. “Con el rastro hay niños que pueden tener juguetes que de otra manera no tendrían, esto lo tengo clavado”, ha expresado Sandra García señalando su corazón.
Las puertas del centro cívico se abrirán para todas las familias los días 7, 8, 9 y 10 de diciembre para que puedan comprar juguetes a la mitad de su precio original o incluso inferior y darles un nuevo hogar.