Liberadas seis mujeres víctimas de explotación sexual en un burdel de Garrapinillos

Las chicas, todas extranjeras, habían sido retenidas y obligadas a ejercer la prostitución en un local de este barrio zaragozano
photo_camera Las chicas, todas extranjeras, habían sido retenidas y obligadas a ejercer la prostitución en un local de este barrio zaragozano

Seis mujeres víctimas de explotación sexual han sido liberadas en Garrapinillos. Las chicas, todas extranjeras, habían sido retenidas y obligadas a ejercer la prostitución en un local de este barrio zaragozano. Los responsables del establecimiento, un hombre y una mujer que eran pareja sentimental, han sido detenidos como presuntos autores de los hechos y la Guardia Civil se encuentra investigando a una tercera persona residente en Sudamérica que podría estar implicada en el caso.

La investigación comenzó en junio del año pasado, cuando tras realizar una inspección rutinaria en el local, los agentes de la Guardia Civil detectaron nerviosismo ante su presencia entre las tres mujeres que se encontraban allí trabajando y una cuarta que actuaba de responsable.

Solo la responsable contestó a las preguntas de los agentes, quienes procedieron a entrevistar a las otras tres mujeres para determinar la situación real en la que se encontraban. Fue entonces cuando se percataron de que eran mujeres extranjeras que habían sido trasladas al local nada más llegar a España para ser explotadas sexualmente.

Las víctimas apenas salían del establecimiento de Garapinillos y sus pasaportes tenían números correlativos, estando todas ellas en situación irregular. Una de ellas “se encontraba enferma, muy demacrada y a pesar de ello la obligaban a seguir trabajando”, explican desde la Guardia Civil.

CAPTACIÓN DE CHICAS EXTRANJERAS

La investigación concluyó que se trataba de un claro caso de explotación sexual ejercido por el responsable del local junto con su pareja sentimental, que desempeñaba las funciones de “madame”. Además, contaban con la colaboración de una mujer en Sudamérica, que se encargaba de captar a las futuras víctimas.

Ese era el modus operandi de la red: captar a chicas extranjeras en sus países de origen. La mujer sudamericana se encargaba de ofertar a chicas jóvenes viajar a España para trabajar como camareras de bar o como scort, donde ganarían dinero y estarían bien cuidadas.

Eran mujeres vulnerables por su situación económica, por lo que la red les facilitaba los billetes de vuelo hasta Madrid, trámites de los pasaportes, alojamientos de hotel y dinero de manutención. Una vez tenían la documentación necesaria para el viaje, eran aleccionadas de lo que tenían que decir en los controles de los aeropuertos: su viaje era de turismo, tenían reserva de hotel e incluso habían realizado estudios en su país de origen.

Al llegar a España, o bien eran recogidas en el propio aeropuerto o cogían un autobús hasta Zaragoza, donde las esperaba el propietario del establecimiento de Garrapinillos para trasladarlas directamente al local. Allí estaba su pareja, que les informaba sobre lo que iba a consistir su trabajo real en España.

DEUDA DE 1.800 A 3.000 EUROS

Asimismo, los detenidos informaban a las víctimas de que tenían una deuda con ellos, que oscilaba entre los 1.800 y 3.000 euros, y que para abonar la misma todos los trabajos que realizasen con los clientes serían cobrados íntegramente por la responsable del local hasta saldar esa supuesta deuda.

Obligaban a las mujeres a alojarse en el establecimiento, no podían salir si no era bajo su permiso y tampoco podían relacionarse con nadie externo a su trabajo, donde estaban permanentemente controladas por los responsables de la red.

Las víctimas eran amenazadas con frecuencia por la responsable del local, que les advertía de su peligro de deportación al encontrarse en situación irregular y les manipulaba para que no salieran del local. Para llevar a cabo la actividad, la organización utilizaba fuertes medidas de seguridad, como cámaras de videovigilancia y un perro de raza peligrosa que guardaba el inmueble.

A los detenidos, que ya han ingresado en prisión, se les imputan los supuestos delitos de pertenencia a organización criminal para la trata de seres humanos con fines de explotación sexual y favorecimiento de la inmigración irregular. Las seis víctimas liberadas actualmente se encuentran en ONGs.