Normalmente, la carne de Angus, las chuletas de vaca madurada, las hamburguesas, los solomillos y las demás viandas de la carnicería-pollería Víctor Salvo, uno de los pocos negocios que quedan en el mercado de Gran Vía, son el principal tema de conversación y fruto de elogios de sus clientes más fieles. Normalmente. Esta mañana su propietario atendía una infinidad de llamadas de medios de comunicación y contaba la historia del atraco a su carnicería una y otra vez. Algunos ya lo habían escuchado, «si es que has salido hasta en Telecinco, maño», decía una clienta, y otros que venían de vacaciones y habían estado algo desconectados del mundo no se podían creer lo acontecido en el negocio el pasado sábado. «Es que fue realmente el atraco del siglo, ¿eh? De película», contaba Salvo.
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Este atraco de «película» tuvo lugar el sábado por la tarde cuando alertaron a Víctor de que habían entrado a robar en su carnicería. Él bajó corriendo a su negocio y como «no podía hacer nada» hasta que «la Policía Científica actuase» se fue a casa a revisar «durante horas» las cámaras de seguridad. «Vi las fotos del chico saltando y colándose dentro del mercado, veo que por el ruido no ha roto el cristal y que se va directamente al cuenco donde tenemos las llaves que abren el cuarto donde está la caja fuerte. Eso lo sabía, así que tenía que ser de casa seguro«. De casa era y es que el ladrón resultó ser el novio de su empleada y, además, antiguo trabajador de la carnicería aunque «solo estuvo repartiendo durante tres meses», cuenta Salvo.
El ladrón también sabía dónde estaban las cámaras, que tapó con bolsas de basura, y se coló en el mercado gracias a su pareja «que era muy olvidadiza». «Esta chica trabajaba con nosotros y era casi encargada. Yo me voy de la carnicería a las 14.00 a casa y los chicos se quedan hasta las 15.00, pues esta chica siempre nos decía que se olvidaba de cosas y siempre tenía que volver, pues eso mismo hizo el sábado y entonces permitió que entrase su pareja», explica el carnicero.
El caco se coló por el altillo y se descolgó después de una ventana situada a tres metros. El robo fue de unos 700 euros y la forma en que lo detuvieron también fue «tremenda». «Al día siguiente cuando vine con la Científica empecé a contarles todo punto por punto cómo había sucedido porque lo había visto con mis propios ojos en las cámaras de seguridad. Entonces de repente ellos me cuentan que habían pillado a uno con una máscara, con una caja fuerte, una radial…Y justo era él».
La detención del varón de 44 años fue sobre las 16.40 de ese sábado en la calle Juslibol y lo pillaron porque se saltó un semáforo en rojo. «Se puso tan nervioso que entonces los agentes sospecharon, claro, y él mismo les abrió el maletero y vieron que llevaba allí una radial, nuestra caja fuerte, un taladro, una máscara de capucha, unas tijeras…», cuenta el carnicero. Una vez detenido, el propietario asegura que mandó un mensaje a la novia del imputado y le dijo que «no se pasase por la carnicería para nada» y que fuese directamente a la gestoría para presentar su renuncia. «Yo ya no la quiero ni ver», culmina.