«Me llamó la atención que sólo la escuchaba gritar a ella, era como una película de terror llena de suspense. Decía «¡Socorro, auxilio!». Los gritos iban a más. Bajé y me encontré con una vecina. Ella mantuvo contacto visual con la escena, vio un charco de sangre y una chica con un cuchillo clavado». Así es como uno de los testigos ha relatado lo que vivió el 30 de mayo de 2022 en el bloque número 8 de la calle Alegría. Esta mañana se ha celebrado la segunda sesión del juicio por el «crimen del rellano», en la que ha sido el turno de los testigos. Todos han coincidido en que nunca les contó nada de una relación con el acusado.
Tras la declaración ayer de Adil Lazizi, acusado de matar a Cristina Gil el pasado año, en la que alegó que actuó “en defensa propia”, la Audiencia Provincial ha acogido este miércoles los testimonios de varios testigos: familiares, amigos, vecinos de la víctima y la entonces pareja del acusado han pasado por la sala de vistas número 3 para explicar lo que vivieron.
Uno de los vecinos grabó con su móvil cómo esta señaló cuando se desangraba en el suelo que había sido su vecino de rellano del 1° A quien la había asaltado. «Vi al acusado por la calle con unas telas. El cuchillo lo vi cuando uno de los agentes lo retiró de debajo del cuerpo de Cristina», ha apuntado.
Hasta seis policías que actuaron ante los hechos han intervenido en la declaración. Uno de ellos ha explicado que, dentro del piso de la víctima (1° B), encontraron una bolsa con comida en su interior y las llaves de la vivienda. «Todo sucedió en el pasillo de la casa de la víctima, la escena revela mucha violencia. Ella fue acometida por la espalda y atacada de forma sorpresiva», ha indicado.
Uno de los amigos de la víctima fue el último en coincidir con ella aquel día. «Éramos amigos íntimos desde los 12 años. Esa tarde fuimos a casa de otra amiga porque había sido madre y conocimos a su hija. Después, la dejé en la esquina de su casa«, ha indicado. También ha explicado que la víctima llevaba al bajar del coche una bolsa con la cena y una mochila que «segurísimo» no contenía el cuchillo.
Entre los familiares que han declarado, sus padres, que han asegurado que, en palabras de su hija, ese vecino -en referencia a Lazizi- «no salía de casa para nada y era un hombre muy raro que no se comunicaba con nadie». En respuesta a las preguntas de su letrado, su hermana ha comentado que la fruta «le gustaba más bien poco o nada», al contrario de lo que sostuvo ayer el acusado, que comentó que la víctima le pidió un cuchillo porque «le gustaba mucho la sandía».
La que fuera pareja de Lazizi, Ceily Marisol, a quien conoció en la cárcel, ha afirmado que «nunca ha sido agresivo» con ella y que llevaban juntos casi ocho años. Del mismo modo, ha relatado que ahora no mantienen ningún tipo de relación y que, por su trabajo, solo pasaba «24 horas a la semana» en el domicilio de la calle Alegría. La jueza ha tenido que llamar la atención tanto de la testigo como del acusado por intercambiar miradas. «No estamos aquí para hacer un carro, miren los dos al Tribunal», ha advertido.
Todos ellos, excepto la que era entonces pareja de Lazizi y los policías, han pedido declarar tras un biombo para no ver al acusado. Mañana, en la tercera sesión del juicio, será el turno de los peritos.