La Guardia Civil y la Ertzaintza han detenido a cinco personas pertenecientes a una banda que cometió al menos 42 asaltos a casas. Entre ellas, de Zaragoza. Se trataba de un grupo perfectamente organizado que se movía por numerosas ciudades y tenía perfectamente controlada la actividad policial. Ahora bien, los implicados ya están en libertad.
El operativo conjunto de Guardia Civil y Ertzaintza se encontraba enmarcado en la operación denominada “Habitat – Mena2”. Además de detener a cinco personas se han practicado otros tantos registros en domicilios de Bilbao y Cantabria. Se les atribuyen hasta el momento 42 delitos de robo con fuerza caracterizados por el mismo “modus operandi”. Eso sí, continúan las investigaciones.
Se trata de un grupo organizado y disciplinado, extremadamente activo. Con un claro reparto de funciones entre sus integrantes, y que emplea fuertes medidas de seguridad. Como consecuencia de la investigación se les atribuyen también delitos de falsedad documental en placas de matrícula y pertenencia a grupo criminal.
El Servicio de Investigación Criminal Territorial de Álava de la Ertzaintza y la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Comandancia de la Guardia Civil de Burgos, venían investigando en sus respectivos territorios, y por separado, un incremento de robos perpetrados este año en el interior de viviendas.
Los hechos crearon gran malestar entre las víctimas y un clima de inseguridad entre los vecinos que temían por sus propiedades. La aparente impunidad y rapidez con la que los asaltantes cometían los ilícitos estaba ocasionando miedo entre ellos.
INVESTIGACIÓN
Además de los logros por la propia investigación, la colaboración ciudadana resultó determinante para seguir una clara y definida línea de investigación. Las averiguaciones llevadas a cabo sobre determinadas personas se hicieron coincidentes entre ambos Cuerpos policiales, coordinando las informaciones a través del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado.
A partir de ese momento se aunaron esfuerzos y conjuntamente continuaron las indagaciones, que ya se centraban sobre la presencia de un activo grupo delictivo, posiblemente asentado en el norte peninsular. Los innumerables seguimientos discretos permitieron conocer las importantes medidas de seguridad empleadas por el grupo para dificultar la labor policial.
Los operativos de Ertzaintza y Guardia Civil consiguieron determinar y constatar la identidad de sus integrantes, los múltiples y habituales cambios de domicilio -en corto espacio de tiempo y en ocasiones en subarriendo de habitaciones-, y los numerosos vehículos que usaban en sus desplazamientos, en los que era habitual la sustitución reiterada de matrículas para dificultar sus localizaciones.
En las últimas semanas, en un operativo coordinado y ejecutado por ambos Cuerpos de manera simultánea y conjunta, se llevaron a cabo cinco registros domiciliarios en Bilbao y Cantabria que terminaron con la detención de cinco integrantes de la banda y la intervención de dos vehículos. Allí se encontraron herramientas utilizadas habitualmente para acceder, ilícitamente y con el empleo de la fuerza, a las viviendas. También descubrieron joyas, dinero, teléfonos y otros objetos, cuya procedencia y origen está siendo cotejado.
Aunque la investigación continúa abierta -no descartándose nuevas detenciones y esclarecimientos-, con esta operación se han atribuido a este grupo criminal hasta el momento 42 robos con fuerza, en Álava, Bizkaia, Burgos, Cantabria, La Rioja, León, Madrid, Navarra, Palencia, Soria, Valladolid y Zaragoza.
Las diligencias instruidas, los detenidos y efectos intervenidos, fueron puestos a disposición del Juzgado de Instrucción Nº 2 de Villarcayo (Burgos). El grupo, tras ser puesto a disposición judicial, ha quedado en libertad con cargos.
MODUS OPERANDI
Se trata de un grupo que no dudaba en realizar largos desplazamientos para perpetrar los delitos. Para establecer sus objetivos y conocerlos perfectamente, estudiaban su ubicación, vías de escape, presencia policial, horarios y rutinas. Solían robar en primeras viviendas, unifamiliares especialmente, que asaltaban durante la ausencia de sus moradores.
Para ello empleaban numerosos vehículos sustituyendo por otras las placas de matrícula originales. Uno de los componentes siempre se encontraba al volante para facilitar la huida, otro vigilaba y el resto operaba, forzando ventanas para acceder al interior de las casas.
Robaban rápidamente, removiendo cajones y armarios, haciendo acopio de dinero, joyas y objetos pequeños, pero de gran valor, de fácil transporte para su posterior introducción y venta en el mercado negro.