Todo empieza con una novia que no acude a su boda en la Almería de 1928. Después se la encontraría con el vestido desgarrado y lleno de sangre muy cerca de donde yacía el cadáver de uno de sus primos. Así arranca Federico García Lorca sus «Bodas de sangre», una de las grandes obras de la dramaturgia universal que ahora teñirá de odio, muerte, amor y venganza las tablas del Teatro Principal desde este jueves y hasta el domingo. Será la compañía aragonesa Teatro del Temple la encargada de llevar a cabo una versión que respeta la raíz lorquiana pero abandona el costumbrismo para centrase solo en la belleza poética de Lorca.
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Serán siete los actores que se suban a las tablas (Irene Alquézar, Minerva Arbués, Jacobo Castanera, Alba Gallego, Félix Martín, Alberto Pérez Paz y Claudia Siba) para interpretar a varios personajes. Todos ellos coincidían este martes en la presentación de la obra que adentrarse en el universo lorquiano era un «regalazo absoluto» por su complejidad y ese trabajo «por capas» que hay que hacer para entender y amar al personaje, tal como ha explicado Irene Alquézar. «Bodas de sangre» es una obra predominantemente femenina pero los personajes masculinos también tienen su peso e importancia en la tragedia lorquiana. Lo harán bajo la dirección de Carlos Martín y la coordinación técnica de Alfonso Plou.
«Creo firmemente que la obra va a sorprender porque hemos ido al espíritu original de Lorca, hemos querido ser especialmente cercanos a su escritura e incluso al momento en el que lo escribe. Hemos huido a menudo de esas referencias aflamencadas que sí que se han hecho en versiones posteriores para limpiar la obra original de Lorca», ha relatado Alfonso Plou. Por su parte, el director de la obra, Carlos Martín ha explicado que «se ha movido ligeramente el eje para no entrar de nuevo en el costumbrismo y se ha llevado la obra más al expresionismo», ha relatado.
Para ello, la escenografía ha sido clave y desde la compañía han utilizado mamparas de colores y otros decorado con el objetivo de mostrar ese «espíritu simbólico» que tiene la obra. Desde los vestuarios hasta la música, todo abre un universo lorquiano en el que el espectador se sumerge de inmediato. Gonzalo Alonso hablaba hoy de que «musicar a Lorca no es tarea fácil pero a la vez es un regalazo». En estas «Bodas de sangre» se ha huido ligeramente del folclore andaluz, con el objetivo de deslocalizar la obra, y se ha abordado uno más amplio.
Para Teatro del Temple llevar a las tablas «Bodas de sangre» es cerrar el círculo de obras fetiches, tras haber hecho ya «Luces de bohemia» y «La vida es sueño». La compañía aragonesa ya se acercó a Lorca en 2009 llevando a las tablas la obra «El público». «Este año cumplimos 30 años y nos enfrentamos al reto de hacer una obra como esta. Nos impone, claro, porque cómo no iba a hacerlo tratándose de Lorca pero venimos de hacer una tragedia («Edipo») que aunque es griega puede tener tintes parecidos», ha asegurado la productora María López Insausti.
Tal como aseguraba el gerente del Patronato de Artes Escénicas, José María Turmo, Teatro del Temple «es mucho más que una compañía de Zaragoza porque tiene todo lo que tienen aquellos productos que ya superan las décadas de edad. Ya no es una compañía solo de aquí sino que triunfa por toda España allá donde va». Por el momento, aterrizarán en el Principal con una obra que ya tiene la mayoría de las butacas ocupadas. «Para nosotros como actores es un regalo, pero creo que es un privilegio también para el público porque hacer esta obra con el vestuario, la música, el pedazo de elenco de actores…Es un gustazo», ha finalizado Alba Gallego, actriz que interpreta a la Novia.