José Jiménez Lozano, un premio Cervantes sin carnet, protagoniza la revista "Turia"

Una aproximación plural y rigurosa a la personalidad y la obra de José Jiménez Lozano es lo que realiza la revista cultural "Turia" en su amplia sección monográfica denominada Cartapacio
photo_camera Una aproximación plural y rigurosa a la personalidad y la obra de José Jiménez Lozano es lo que realiza la revista cultural "Turia" en su amplia sección monográfica denominada Cartapacio

Cuando se cumple poco más de un año de su muerte, la revista cultural “Turia” ha querido rendir homenaje a un escritor esencial y con personalidad propia en el panorama de las letras españolas de las últimas décadas. Fue José Jiménez Lozano un Premio Cervantes sin carnet, un escritor ético con inequívocas y arraigadas convicciones, que siempre buscó la libertad y que mantuvo que la literatura es levantar la vida con palabras. De ahí que no le gustase la palabra escritor, que sentía demasiado cargada de orgullos personalistas y que prefiriera denominarse “escribidor”.

Una aproximación plural y rigurosa a la personalidad y la obra de José Jiménez Lozano es lo que realiza la revista cultural “Turia” en su amplia sección monográfica denominada Cartapacio. Un conjunto de trabajos ensayísticos, que aúnan análisis y divulgación, en los que encontraremos como principal protagonista a uno de los más sugerentes autores españoles de las últimas décadas. Un escritor de enorme cultura y con opiniones propias sobre casi todo, que bien merecería seguir gozando, más allá de las modas, del favor de los buenos lectores. Porque la literatura no es un juego de clasificaciones sino algo mucho más serio, porque como él mismo escribió, “la literatura, y ella sola, puede parar la historia entera”.

Y es que este cristiano impaciente y en rebeldía, como podría definírsele, fue autor de miles de páginas en periódicos y revistas así como de libros fundamentales como su “Meditación española sobre la libertad religiosa”, su opúsculo “Nosotros los judíos”, en el que reivindica el origen judío de nuestro ser y cultura, o el ensayo titulado “El ateísmo”. No en vano, como subraya Guadalupe Arbona, “fruto de sus lecturas, de sus conversaciones con escritores, pensadores, teólogos y artistas europeos, americanos y orientales y en diálogo continuo con ellos fue fraguando un pensamiento propio y original, caracterizado por la libertad”. Conviene recordar, sin embargo, recordar que el género que más cultivó Jiménez Lozano fue el de la novela, aunque a veces sea difícil aglutinar bajo esa etiqueta textos muy diferentes.

De gran calado es el texto que Enrique Andrés Ruiz dedica en “Turia” a Jiménez Lozano. En el se subraya “la coloración cultural y política que divide su obra en dos” y se pregunta si esa circunstancia “tuvo más bien un carácter reactivo a los cambios producidos en el entorno del que se vio rodeado”. También se indica a la literatura como espacio de expresión de esa autenticidad existencial –de “los adentros”, como gustaba de escribir Jiménez Lozano.

Considera Enrique Andrés Ruiz que ese Jiménez Lozano “cristiano en rebeldía”, autor de una primera y mejor novela, “Historia de un otoño”, ese autor de doliente y mordiente intimidad, “se convertirá en una de las más profundas y singulares personalidades intelectuales de la España contemporánea, la última, quizá, para la cual España fue una preocupación”.

No obstante, y como bien argumenta Enrique Andrés Ruiz en “Turia”, durante sus últimos veinte años fue “un escritor extraterritorial, al menos para el sistema de contraseñas vigentes en los debates de opinión”. Y así, justo es decirlo, interpreta que “el nervio crítico y la profundidad alcanzada por la obra de José Jiménez Lozano, pongamos que de 1965 a 1990, no fueron los de después”.

Sobre sus logros como poeta, no cabe sino estar de acuerdo con Antonio Martínez Illán cuando escribe en “Turia” que “José Jiménez Lozano nos ofrece su mirada sobre el mundo y ese ofrecimiento espolea al lector y le obliga a detener su mirada en lo aparentemente nimio, efímero, conscientes de que solo eso, que no vale a los ojos del mundo, es lo más valioso. Este es el legado de José Jiménez Lozano, su mirada sobre el mundo, su sabiduría y la conciencia de que la responsabilidad última del escritor es escribir bien y esto se juega en la verdad de las palabras, desnudas luchando por levantar la niebla del mundo, sin más certeza que la del intento una y mil veces repetido de nombrar el mundo. Vivió siempre fiel a la incertidumbre que conlleva toda escritura verdadera”.

La profesora Guadalupe Arbona y el escritor Enrique Andrés Ruiz, dos de los mayores estudiosos de su obra, han coordinado este magnífico y completo monográfico sobre José Jiménez Lozano. También participan con artículos inéditos autores y especialistas como Alfonso Armada (“¡Y lo arquitectas!. Pepe Jiménez Lozano en tres o cuatro brochazos con pincel fino”), Julia Escobar (“Los adentros de José Jiménez Lozano”), José Ramón González (“Resignificación de Castilla: en torno a la ‘Guía espiritual de Castilla’ de José Jiménez Lozano”), Antonio Martínez Illán (De cómo envejece el humus: José Jiménez Lozano poeta”), J.Á. González Sáinz (“La patita del clérigo –vivir con el diferente-“), Fermín Herrero (“Palabra de escribidor”), Juan Andrés García Román (“Una batalla en un tendedero – A propósito de un prólogo-), José Bernardo San Juan (“Jiménez Lozano o el tortuoso camino de la fe”), Raúl Asencio Navarro (“Liber Scriptus, un libro contra la historia”), Eva Aladro Vico (José Jiménez Lozano: llevando la poesía pura española a los pies del siglo XXI”), Rocío Solís (“Las huellas de Port-Royal en la biografía de José Jiménez Lozano”). Además, se publica la entrevista inédita realizada por Fernando del Val: “José Jiménez Lozano: nadie te debe un premio”. Cierra el Cartapacio, una completa “Biocronología” elaborada por Guadalupe Arbona y Antonio Martínez Illán.

Un fragmento de la entrevista inédita a José Jiménez Lozano

Entre los muchos tesoros literarios que contiene el monográfico de “Turia” sobre José Jiménez Lozano, sobresale un fragmento de las conversaciones mantenidas entre dicho autor y el periodista Fernando del Val entre 2016 y 2018. El propósito era elaborar un libro que hablase del mundo de ayer desde el mundo de hoy. Eran siempre encuentros que discurrían en Alcazarén, Valladolid, “a la hora de costumbre”, las cinco de la tarde; indistintamente en invierno y en verano.

Tres horas sin descanso que finalizaban con un paseo. A continuación, ofrecemos una pequeña pero significativa muestra de esas conversaciones que “Turia” reproduce “En el mundo moderno no sabemos lo que es la libertad”.

Además del atractivo y completo monográfico dedicado a José Jiménez Lozano, el nuevo número de “Turia” brinda un sumario repleto de lecturas y autores de interés. Así, las páginas de la revista se enriquecen con textos originales de importantes autores internacionales. Entre ellos, citar una primicia en español: el anticipo del libro de Claudio Magris, premio Príncipe de Asturias y uno de los grandes intelectuales europeos actuales. Bajo el título de “Tiempo curvo en Krems”, este volumen reúne cinco relatos conectados sutilmente por algunos temas compartidos: la vejez, la evocación del pasado, el tiempo que adquiere una dimensión no lineal y una sensación de desplazamiento, de extrañamiento que de un modo u otro acompaña a los personajes.

Entrevistas exclusivas

Los lectores del nuevo número de la revista “Turia”, que se distribuye este mes de junio, podrán disfrutar de dos entrevistas a fondo con protagonistas inolvidables: Antonio Colinas, uno de los poetas mas carismáticos y de más sólida trayectoria de la literatura española contemporánea y con la filóloga y escritora Irene Vallejo, una de las autoras del momento debido al arrollador éxito de su libro sobre libros “El infinito en un junco”.

Fiel a la fusión entre la experiencia de vivir y la experiencia de escribir, entre poesía y vida, la obra del leonés Antonio Colinas no se podría explicar sin sus largas estancias en aquellos lugares que han marcado su trayectoria y con los que ha mantenido una relación intensa tanto a nivel personal como creativo: Córdoba, Madrid, Milán, Ibiza o Salamanca. Si tenemos en cuenta que sus primeros libros publicados datan de 1967, puede afirmarse que son casi ya 55 años de poesía vivida y vida ensoñada. Una brillante y fecunda labor que se ha extendido también a los campos del ensayo, la traducción y la crítica literaria.

Por su parte, la autora aragonesa Irene Vallejo ha sido capaz de obrar el milagro de convertir un libro de ensayo y de calidad indiscutible, predestinado en principio a un público lector minoritario, en un fenómeno de multitudes. Y es que hay libros que pueden cambiar una vida. Bien lo sabe Irene Vallejo, para quien la escritura y publicación en Siruela de “El infinito en un junco” ha llegado como un tsunami y revolucionado su cotidianidad como sólo suele suceder cuando el éxito arrollador viene acompañado por la sorpresa.