Opinión

Test al sector del vino de Somontano

Contra casi ningún pronóstico allí está la denominación del Somontano 40 años después. Quizá se trate de los vinos más internacionales de España, los más finos hechos con mayor libertad de varietales y mezclas.

También hay una interesante evolución hasta haber alcanzado 32 bodegas esparcidas a través de las fajas con un mismo terroir entre Angüés al oeste y Estadilla y Secastilla como enclaves al este del Cinca. Eso presenta una diversidad y diversión para el consumidor impresionante: desde vinos de garaje y autor hasta grandes multinacionales que, sin embargo, optimizan beneficios produciendo sorpresas muy agradables, como vinos de pinot noir, de garnachas blancas, de parraleta -cepa tradicional oscense-, que acompañar a los exitosos merlot, traminer…

De coupages fusionados como el inmarcesible “Clarión”, como los suaves y olorosos cavas de Lalanne, como los redondos tintos de Enate, como apuestas sorprendentes de blancos madurados en barrica untuosos por Aldahara… Con un recuerdo especial a Mariano Beroz, eficaz gerente de la denominación y responsable de sus elegantísimos y especiados vinos de autor.

A mí me entusiasman dos singulares proyectos: el que da lugar a la diferenciación del vino de Secastilla y el que se desarrolla en los alrededores de Adahuesca por Alodia. Los últimos se han atrevido a dos memorables vinos, uno blanco gasificado y un rosado de parraleta que beben del mallacán almendrado y florido que rodea la población y Alquézar. Que reproducen terroir como se está haciendo con el aceite.

Este milagro, como el del tomate rosa, se ha edificado sobre un conocimiento de generaciones de viticultores que representaron el origen de Bodegas Pirineos, domaron el caballo cimarrón que la representa y hoy está en manos del Grupo Barbadillo. Ejemplo de diversificación y rentabilidad hasta la apuesta de otras denominaciones, Caso Laus, por el Somontano. Son centenares de puestos de trabajo, una puesta en valor increíble de la tierra de arcilla blanca y mallacán de la comarca que antes nada valía y el surgimiento de un interesante sector turístico enológico. Con un festival musical en agosto de campanillas.

Además de que Barbastro, apagado en su comercio por el hundimiento poblacional de sus mercados de Sobrarbe y Ribagorza, ha recuperado hoteles y restaurado inmuebles ante la afluencia de amantes del vino.

Parece que en España es un sector que solo está a la sexta parte de lo que se podría, así que quizá el único reproche a hacer a la denominación solo pasaría por los siguientes aspectos estratégicos a mejorarse o intentarse:

1.- Barbastro debe mirar a Borgoña como lo está haciendo ya incluso en formato de botellas. Está bien que las cepas tintas mayoritarias sean bordelesas pero la mirada es hacia generar conocimiento de los suelos, hacia establecer una FP de 2º Grado en viticultura como tiene Cariñena… A considerarse la capital del vino que empieza a ser en el campo de la restauración.

2.- No sería lo de menos tirar del carro de entablar relaciones con otras regiones vinícolas mundiales con vinos muy nobles. Seguir la senda del Imperio de la Garnacha pero buscándolas con Mendoza, con la región de Asti italiana, con el Mosela y el Rin en cuanto a los vinos blancos.
Dijon cuenta no solo con formación profesional en enología sino con universitaria. Es un centro de máster en vino y sumilleres como lo es Logroño y como lo podría ser Barbastro con poco presupuesto. Una programación cultural es fácil de pergeñar detrás de todo ello, en alianza estratégica con Huesca.

3.- A Barbastro, Cariñena y Borja les convienen una catalogación de vinos que no beba de Rioja. Que determine suelos cru o gran cru. Como los de Almonacid de la Sierra, Salas Altas o Secastilla, el entorno de Veruela o determinados pagos de Calatayud, casi todos, en Murero, Miedes etc.

Una clarificación que dará lugar a que no podamos pagar un Blecua, un Pagos del Moncayo o un vino sublime de Ateca tipo Atteca Armas. Pero es hacia donde vamos, hacia la sublimación de la calidad que dará lugar a fascinantes vinos intermedios. Hay para todos.