Opinión

Un escritor de Utebo cumple 150 años

Javier Barreiro, escritor.
photo_camera Javier Barreiro, escritor.

No digo que se trate de otro centenario que se olvida–en este caso, sesquicentenario- porque, a pesar de su nombre tan rimbombante, a Atanasio Melantuche (1869-1927), hace mucho tiempo que nadie lo recuerda. Ni siquiera en su Utebo natal, donde no tiene calle ni tampoco en Zaragoza, donde sí la disfrutan otros escritores del costumbrismo aragonés que fueron sus contemporáneos, como Pablo Parellada, García-Arista o Alberto Casañal. Melantuche había nacido el 14 de abril de 1869 y siempre ejerció de republicano militante, aunque no llegó a ver la proclamación de la II República, el día en que hubiera cumplido 63 años.

Si nadie me desmiente, el último que se refirió a él con alguna extensión después de su muerte fue el firmante en el “Diccionario de Autores Aragoneses Contemporáneos” (2010). Sin embargo, Melantuche fue un periodista y autor teatral de mucho predicamento en las primeras décadas del siglo XX. Comenzó como crítico taurino y colaborador periodístico en varios rotativos zaragozanos a finales del siglo XIX. Ya en Madrid, colaboró desde 1892 en “El País”, el más popular de diarios republicanos, y, a partir de 1902, en “La Mañana”. Utilizó los seudónimos de El Barbo de Utebopara sus escritos satíricos y políticos, el de A. Algarroba para la crítica teatral y el de Juan Chanela para la crónica taurina

“S. H.”, después convertida en “Siempre heroica” (1898) –uno de los títulos concedidos a la ciudad de Zaragoza- fue su primera obra, en la que colaboró con el turiasonense Gregorio García-Arista. Las zarzuelas de costumbres aragonesas “La vara del alcalde” e “Ideícas”, ambas de 1905, fueron, entre sus obras, las que obtuvieron mayor popularidad. Con el triunfo de la opereta a partir del estreno de “La viuda alegre” de Franz Lehar, probó también en este género y obtuvo un buen éxito con la adaptación de “Eva”, otra de las obras del famoso autor austro-húngaro. Melantuche totalizó veinte estrenos hasta abandonar la escritura teatral en1914 con el sainete lírico “El día del ruido”.

Además de su producción teatral, ejerció como empresario en varios locales zaragozanos y madrileños, entre ellos el popular Teatro Martín. Entre 1915 y 1916, ante la crisis de la escena española, viajó a Méjico como director de la “Compañía Española de Comedia y Variedades Melantuche”, con la que cubrió varias temporadas y llevó a la escena alguna obra de su autoría. Desde 1919 a 1921 dirigió también el semanario ilustrado “Don Quijote”, promovido por la colonia española. En dicho país estuvo al frente de varias empresas teatrales, al igual que en Cuba y Argentina, donde, ya muy enfermo, recibió un homenaje del Círculo de Aragón en Buenos Aires antes de regresar a su tierra cuando, barruntando su final, volviera a morir en las tablas de la capital española, donde se encontraría con su hijastro, Javier Bueno, uno de los periodistas españoles más combativos de su tiempo. Hijo natural de la actriz Soledad Bueno y José Nakens, director de “El Motín” y una de las figuras del republicanismo español, Don Atanasio tuvo la humanidad de apadrinarlo.

Melantuchees uno de los autores más notables del teatro popular de temas aragoneses, que tanto éxito popular tuvo en la época de intersiglos y en sus obras colaboraron músicos de reconocido prestigio, como el arabista Julián Ribera, uno de los mejores tratadistas de la jota aragonesa, Tomás Barrera, Rafael Calleja, José Serrano, Jerónimo Giménez y Amadeo Vives. También lo hizo con varios de los músicos aragoneses más significados de la época, como José Tremps, Luis Aula y J. M. Alvira.

Tome nota el Ayuntamiento de Utebo-con tantas cosas buenas que, desde su torre a sus museos, puede mostrar- que bien podría establecer en su biblioteca una sección dedicada a los libros de su ilustre vecino y a la literatura costumbrista de su época. Amén.