Opinión

Encrucijadas

Ocurre en la vida política y en la vida cotidiana, pero como la vida es política, vamos a decir mejor en la vida de los partidos y en la vida de los ciudadanos. Todos nos encontramos con encrucijadas a lo largo de nuestra existencia. Momentos en los que hay que elegir, en los que hay que decidir, en los que hay que tomar postura. Porque desde lo que pensamos hasta lo que decimos, y sobre todo lo que hacemos, suele haber alguna distancia, cuando no mucha. Dice el proverbio que entre el dicho y el hecho hay un largo trecho. Y si tiramos del refranero podemos decir que obras son amores y no buenas razones.

La conclusión que podemos obtener de estas alternativas es que, en general, los seres humanos damos preferencia a los intereses sobre las ideas. Cuando entran en conflicto, decaen estas últimas y prevalecen los primeros. Esto es obvio si examinamos la postura de determinadas formaciones políticas que se guían por los intereses, dando prioridad a los propios, sean personales o del partido, sobre los generales. Pero también otras formaciones que alardean de guiarse por ideas e ideales, a la postre naufragan cuando están en juego los intereses, de nuevo propios o del partido. Pueden encontrarse ejemplos en cualquiera de las facetas de la vida.

Es obvio que gran parte de los ciudadanos se declaran ecologistas, pero a la hora de la verdad no tienen obstáculo, por falta de sensibilidad y de conciencia, de actuar de forma contraria a esa presunta ideología. Los ejemplos se multiplican porque la fiebre del consumo ahoga muchos buenos propósitos. Y hablando de ahogados, he escuchado a varias personas lamentarse de la tragedia que cada día conocemos, aunque sea de lejos, en el Mediterráneo, una fosa común por la que en teoría resultaría problemático pasearse en plan lúdico para alguien con la sensibilidad desarrollada. También ocurre que muchos de los viajes exóticos a lejanos países no tienen otro objetivo que escapar de la rutina y poderlo contar a los amigos y familiares.

La contaminación ambiental que el abuso de los motores de explosión, en toda su gama, está provocando en el planeta es algo evidente según demostraciones científicas, pero no parecen impresionar a buena parte de la población cuando llega la hora de optar entre las ideas y los intereses.

Resolver las contradicciones y salir de la encrucijada no es fácil, porque nos presionan por todas partes con halagos y argumentos. Pero si un día se toma en serio el problema medioambiental, que ya es evidente en muchísimos aspectos, habrá que enseñar y aprender a salir del embrollo con el menor deterioro posible para el planeta que nos soporta.