Opinión

La mejor prevención contra el suicidio

El suicidio ha salido por fin a la luz. Los psiquiatras recomiendan que hablemos de este trastorno tanto en la sociedad, a través de los medios de comunicación, como con las personas con tendencias suicidas. Nos dicen que hay un suicidio por cada ocho o nueve tentativas y que es entonces cuando todos podemos actuar, medios de comunicación y administraciones públicas, pero también nosotros y nosotras. Todos nosotros podemos aprender a conocer aquellas conductas que nos están advirtiendo de que una persona puede llegar a ese fatal desenlace. Nos dicen que observemos conductas de despedida más allá de lo que es frecuente, o cuando reparten cosas de mucho valor, o una visita al notario para hacer testamento sin un motivo concreto, o cuando nos dicen que no merece la pena vivir.

Asistía el pasado día 10 de octubre, Día Mundial por la Salud Mental, en el Salón de la Corona de Aragón en el edificio Pignatelli, a un acto organizado por Asapme, la asociación aragonesa pro salud mental que conmemoraba el 35º aniversario de su nacimiento. El acto se centró sobre la prevención del suicidio y como acto central tuvo lugar una conferencia magnífica, impartida por la psiquiatra Isabel Irigoyen, que nos dio dos noticias; una buena y otra mala.

La mala noticia es que se producen más muertes por esta causa que por accidentes de tráfico. Cada año mueren en Aragón más de 100 personas y suman más de 4.000 en toda España. Las personas más vulnerables son las personas con enfermedades mentales graves, las personas ancianas, las que tienen enfermedades físicas con una gran incapacidad y los varones de mediana edad con alcoholismo. Además, nos dijo, ésta es la segunda causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años y que el bullying escolar está en la base de muchas de ellas.

La buena noticia es que se trata de un trastorno tratable y que se puede prevenir. Así, la doctora Irigoyen nos recomendó no silenciar este trastorno, entender que no son enfermos mentales sino personas que tienen una alteración que puede ser atendida desde el punto de vista médico y psicológico. Hablar mucho con las personas con ideas suicidas, acompañarlas y, sobre todo, no criticarlas; respetar sus ideas, opiniones y deseos y aceptarlas como son, ya que no podemos juzgar las razones por las que presentan esta conducta.

Sin embargo, podemos apuntar una mejor prevención y más generalizada; y ésta nos vendrá de la educación. Si la educación debe ser un aprendizaje para la vida, antes que ninguna otra materia tendríamos que ofrecer una educación de las emociones positivas desde la infancia hasta la juventud para prevenir el suicidio entre los jóvenes.

La propuesta que lleva a cabo el Gobierno de Canarias es una asignatura en Educación Primaria llamada “Educación emocional”. En ella, desde niños, el alumnado aprende a pensar de forma positiva, a desarrollar su autoestima, su resiliencia, su empatía. Ojalá este nuevo Gobierno de Aragón se atreva a implantarla en nuestras aulas y de este modo, desde sus inicios, nuestros niños/as y jóvenes estarán “enganchados a la vida”.